La directora de la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá, Consuelo Gaitán, explicó cómo la pandemia incrementó los hábitos de lectura. De hecho, en el marco de la misma, la BibloRed instauró un servicio de préstamo a domicilio para acercar los libros a las personas, y entre agosto de 2020 hasta noviembre de este año, se han prestado 42.752 publicaciones en las seis bibliotecas que tienen esta modalidad de préstamo.
ENS: ¿Cuál es el nivel de consumo que tenemos en Bogotá de los libros?
CONSUELO GAITÁN: Lo primero que me toca aclarar es que no solamente se consumen libros sino que también se consumen textos y documentos que vienen en formatos distintos. La lectura ya no se puede medir de una forma 'libro dependiente', sino a través también de formatos y dispositivos que no son necesariamente un libro completo.
Yo creo que Bogotá, enmarcada en una tendencia digital muy actual, está consumiendo más y diversos tipos de lecturas, y las personas que veníamos de leer libros físicos también estamos leyendo en otros formatos que pesan. Se están haciendo intercambios culturales, clubes de lectura y una difusión de los temas literarios a través de redes sociales y dispositivos. Eso es algo que nos produce mucho entusiasmo porque estamos llegando a sitios y a personas que no tendrían otra forma de acceder a estos productos que están en físico, pero que no pueden llegar en físico a ellos.
ENS: ¿Cree que la pandemia modificó los hábitos incrementando la necesidad de leer?
CG: Sí. Ese es un principio que se ha estado midiendo y esperamos que los resultados salgan a finales de este año. En el marco de la pandemia nosotros instauramos un programa denominado BibloRed En Casa, que tuvo una gran acogida porque incorporó el BibloMóvil y el servicio de préstamo a domicilio para acercar los libros a las personas. Eso no lo tiene ninguna otra ciudad, es completamente gratuito y desde agosto de 2020 hasta noviembre de este año ha prestado 42.752 libros en las seis bibliotecas que tienen esta modalidad de préstamo.
Articulación de bibliotecas
ENS: BibloRed quiere articular a todas las bibliotecas que hay en Bogotá en un mismo sistema. ¿Cómo funcionaría?
CG: Esta es una idea muy innovadora denominada Sistema Distrital de Bibliotecas, que busca que las instituciones que tienen la fortuna de contar con repositorios digitales, con bibliotecas y con centros de documentación, así tengan su origen en lo privado, puedan incorporarse al Sistema Distrital de Bibliotecas para darles a los ciudadanos la posibilidad de usar toda la oferta.
Lo que nosotros estamos tratando de establecer, y realmente el reto que tenemos por delante, es el componente operativo para que el carné de una persona le sirva para acceder toda la Red Distrital de Bibliotecas. Nosotros comenzamos con cinco universidades y ya vamos con 16 instituciones de educación superior inscritas.
Ya comenzamos a adelantar en temas de programación, entonces quien entre a consultar la biblioteca de la Universidad de los Andes ya sabrá qué programación y servicios hay en BibloRed y, por ejemplo, la biblioteca de la Universidad Jorge Tadeo Lozano ya le abre sus puertas a personas que tengan solo el carné de BibloRed. La idea es que Bogotá sea una gran biblioteca, una sola red, en donde alquilas un libro en la Universidad Javeriana y lo devuelves en la Biblioteca Virgilio Barco.
ENS: ¿Cuál ha sido el mayor reto de ese programa y cuándo cree que esté listo?
CG: Pues la idea es muy bonita pero eso implica que tenemos que unificar todos los sistemas de información y que tenemos que resolver varias preguntas.
Ahora, nosotros creemos que el segundo semestre del año entrante ya tendremos una plataforma unificada en donde estarán determinados los servicios que cada una de esas instituciones que forman parte de ese sistema podrían ofrecer. Por ejemplo, esto incluye los accesos que tendrán los usuarios a lo físico y a lo digital, el manejo de las colecciones que es realmente lo que va a hacer de Bogotá una gran biblioteca, y por supuesto la programación, que es vital, porque implica un crecimiento importante en donde seminarios importantes que solo se transmiten a través de una plataforma, sean transmitidos por muchas plataformas.
ENS: ¿Cómo ha sido la evolución de la consolidación de bibliotecas públicas de Bogotá este 2021?
CG: Nosotros recibimos el 2020 con 24 bibliotecas y 91 Paraderos para Libros para Parques. Este año estamos entregando 27 bibliotecas y 95 paraderos, además de dos espacios alternativos de lectura que tienen un enfoque de género. Por primera vez se abrió, en la localidad de Teusaquillo, una biblioteca con alrededor de dos mil títulos, todos enfocados a literatura, ensayos, experiencias e historias relacionadas con la diversidad sexual.
ENS: ¿La gente sí hace uso de toda esta oferta de bibliotecas?
CG: Sí. Estamos cumpliendo 20 años y el balance es realmente magnífico. Es que no solo se ha hecho uso de estos espacios sino que alrededor de las bibliotecas se ha tejido sociedad. Hoy por hoy las bibliotecas forman parte de la estructura de la ciudad y, por ejemplo, la localidad de Ciudad Bolívar ya no se concibe sin sus bibliotecas. Ellas están incorporadas al ADN de la ciudadanía.
¿Qué se está haciendo hoy en la Biblioteca del Tintal? Están vacunando contra el covid-19 porque la gente sabe en dónde queda, hay huertas, los padres llevan a sus hijos a hacer allí las tareas y hay vida cultural a su alrededor. La ciudadanía las está aprovechando hasta el fondo.
Entonces, ¿son visitadas? Por supuesto que sí. Este año tuvimos alrededor de 1.400.000 visitas y esperamos que el año entrante sean dos millones e incluso más. Aún falta para volver a cifras de afluencia pre pandemia (en 2019 hubo 3.486.152 visitas), pero hay que entender que las bibliotecas son espacios cerrados y aún hay aversión a los mismos.
Y este 2021, para que te hagas una idea, de enero a junio de 2021 se afiliaron 26.891 personas a la BibloRed, que hoy ya tiene una colección de alrededor de 687 mil recursos disponibles para préstamo en sala y externo.
ENS: ¿Cuántas bibliotecas debería tener una ciudad como Bogotá?
CG: Hay un estándar de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas, IFLA (Unesco), que recomienda que haya cuatro bibliotecas por cada 50 kilómetros cuadrados. En estos momentos tenemos una biblioteca por cada 50 kilómetros cuadrados y la idea es que podamos llegar lo más pronto posible a esta meta. Por eso ya no podemos pensar en construcciones todas originales, con infraestructura original y hecha de ceros.
Tenemos que adaptarnos. Si ya hay una infraestructura construida tiene que formar parte del sistema para paliar el déficit bibliotecario en el que nos encontramos. Y hay que decir que las bibliotecas universitarias, los centros de documentación y varias bibliotecas especializadas nos están ayudando a cubrir ese déficit. Bogotá tiene su futuro en el sistema distrital de bibliotecas.
Escuela de lectores
ENS: En julio se instauró un programa denominado Escuela de Lectores. ¿Cuál es su finalidad y qué tanto ha funcionado?
CG: Esta es una iniciativa sin precedentes que tiene un propósito que conjuga la formación y la investigación. Nosotros estamos convencidos de que no podemos formar a lectores de una determinada manera, sino haciendo una investigación de las múltiples formas de lectura y de lectores que hay. Todo esto está enmarcado en el plan Leer para la vida, cuyo objetivo último es hacer de todo ciudadano un lector que se convierta en mediador, que replique el gusto por la lectura. Y lo que la Escuela de Lectores está tratando de hacer es dilucidar cómo hacer para que las personas que comienzan siendo lectores institucionales, se conviertan en lectores para toda la vida.
Por eso, en esta escuela se ofrecen seminarios para personas que tienen analfabetismo, discapacidad, que son profesores universitarios, es decir que incluye toda una diversidad de prácticas lectoras, desde quienes no han tenido la oportunidad de aprender, hasta el ámbito académico internacional, pues hemos hecho intercambios con la Universidad de Buenos Aires.
ENS: ¿Qué libro le recomendaría a la sociedad colombiana de hoy?
CG: Yo recomendaría muchísimos libros. Tal vez diría dos: la última novela de Piedad Bonnet, “Qué hacer con estos pedazos” porque en él explora y descubre el dolor de la soledad que se puede sentir en una relación. Es un libro que desnuda la imposibilidad de conocer al otro y que nos muestra las heridas que se pueden crear en una convivencia. Bellamente escrito.
Y la otra novela que recomendaría es una de Evelio Rocero que se llama "Casa de furia", una parodia de la esencia de la colombianidad. Esa novela ocurre en un día, en una fiesta, en donde se dibujan todos los matices y todos los prototipos de la idiosincrasia colombiana. Afortunadamente está escrito con tantísima ironía porque de lo contrario uno saldría llorando. Es un reflejo macabro en el que estamos todos. Y todos deberíamos leer ese reflejo macabro en el que hemos convertido a nuestra sociedad.