Durante el periodo septiembre-noviembre la actividad productiva se expandió a una tasa anual estimada de 3,8%, inferior al 6% del trimestre móvil terminado en octubre. Sin embargo, frente a la base prepandemia, el crecimiento se mantuvo por encima de 3%, de acuerdo con el último informe del director de investigaciones económicas del Bancolombia, Juan Pablo Espinosa.
En efecto, “la proyección de crecimiento del PIB de 4,5% para el cuarto trimestre, calculada a partir de nuestra información, es más alta que la proyección del promedio de los analistas de mediados de noviembre. De cumplirse esta estimación, la expansión de todo 2022 sería superior a 8%”, sostiene el informe privado.
Agrega el análisis que la tasa de variación anual de la mayor parte de sectores productivos se moderó en noviembre. En particular, se destaca la menor tracción de la construcción, la recreación y la administración pública. El único rubro en donde el crecimiento se aceleró fue el inmobiliario.
“La serie ajustada estacionalmente de nuestro indicador revela que la actividad productiva registró retrocesos mensuales en octubre y noviembre de 0,4% y 0,8%, respectivamente. Este desempeño secuencial implica que el nivel de producto agregado ya habría llegado a un nivel máximo en este ciclo durante agosto pasado”, indica el informe.
A estas alturas, la economía ha recibido el impacto de la incertidumbre causada por la agenda de reformas de la nueva Administración, la cual genera inquietudes en frentes con altos impactos en lo económico y lo financiero.
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Tendencia
“Con estos elementos en mente, nuestro escenario central contempla, en primer lugar, un crecimiento de 7,8% en 2022, tasa que supera con creces las expectativas que contemplábamos al cierre anterior. Tal desempeño sería atribuible a la fortaleza del consumo interno, la recuperación de las exportaciones y el efecto rezagado de las políticas expansivas que se adoptaron luego de la llegada del covid-19”, manifiesta el economista.
Señala que, “en contraposición, para 2023 pronosticamos que el PIB se expandiría por debajo de 1%. Anticipamos que la demanda agregada se enfriará como consecuencia de las altas tasas de interés y las condiciones financieras apretadas, la desaceleración global y la incertidumbre”.
Entre los sectores con mejores desempeños el año entrante se encuentran los servicios públicos, la agricultura y los servicios profesionales y financieros. Por el contrario, se prevén contracciones en comercio, transporte, alojamiento y comidas, así como en entretenimiento.
Después de la desaceleración de 2023, el crecimiento de la economía colombiana se mantendría por debajo del 3%. Esto supone unas tasas de expansión inferiores al crecimiento potencial previo al de la llegada del covid-19.
Además, y como consecuencia de la moderación en la actividad económica, “anticipamos un incremento en la desocupación. En particular, proyectamos que la tasa de desempleo anual se incrementaría en 0,7 puntos, con lo que se elevaría a 12,1% durante 2023”.
En lo que respecta a la inflación, “contemplamos que 2022 cerraría con una variación del IPC de 12,5%, nivel máximo en este ciclo, y que a partir de ese punto empezará un lento proceso de corrección. En ese sentido, pronosticamos que para finales de 2023 la inflación se ubicaría en 7,5%, muy por encima del nivel objetivo del Emisor”.
Precios
Esta previsión contempla una desaceleración marcada en los precios de los alimentos. Sin embargo, esta sería compensada por una inflación básica persistentemente elevada por cuenta de los aumentos salariales, la operación de mecanismos de indexación y el traspaso de la depreciación del peso.
“En política monetaria, anticipamos que los aumentos de la tasa de referencia continuarán hasta el primer trimestre de 2023, cuando se alcanzaría un nivel terminal de 12,5%, el cual se mantendría durante la primera mitad del año. En el segundo semestre iniciaría una fase gradual de recortes, de modo que la tasa de intervención terminaría en 10% al cierre del próximo año. Esto implica que la política monetaria se mantendría en terreno contractivo durante todo 2023”, señala el informe.
En el frente de finanzas públicas, se proyecta que el déficit del Gobierno nacional pasaría de 5,6% del PIB en 2022 a 4,8% del PIB en 2023, valores que implicarían el cumplimiento de la regla fiscal.
Este resultado sería consecuencia, por un lado, del recaudo adicional que generaría la reforma tributaria recientemente aprobada y los mayores ingresos provenientes del sector petrolero. Por otro lado, también incorporaría aumentos del gasto corriente y de inversión, así como mayores pagos de servicio de deuda.
Vale la pena mencionar que la adición al presupuesto de la Nación que se tramitará en el primer semestre y la actualización del plan financiero, que se daría a conocer al inicio de 2023, serán dos elementos claves para dilucidar la estrategia fiscal para el próximo año.