Definición presidencial en Chile, con pronóstico reservado | El Nuevo Siglo
LOS CHILENOS elegirán su presidente entre José Antonio Kast (derecha) y Gabriel Boric (izquierda) este domingo
foto archivo AFP
Viernes, 17 de Diciembre de 2021
Redacción internacional con AFP

Disyuntiva inédita, punto de inflexión, adiós a la Concertación, oportunidad de oro para el activismo juvenil. Con estas frases se ha enmarcado el balotaje presidencial chileno de este domingo entre el derechista José Antonio Kast y el izquierdista, Gabriel Boric, antagónicos en todo desde su experiencia y edad hasta su visión de país.

Restaurar el orden sin tocar el modelo de libre mercado es el eje central del programa Kast, mientras que generar un Estado que garantice derechos universales básicos el de Boric. Para cautivar tanto a los electores del centro de sus respectivos espectros políticos, como a quienes no participaron en la primera vuelta, ambos candidatos adicionaron a sus agendas programática planteamientos de las formaciones políticas que cerraron filas tras ellos.

Son múltiples los factores que determinan que esta segunda cita a las urnas tenga un pronóstico reservado. Amén de los modelos de país antagónicos que se plantean a los chilenos están el pronóstico de cerrado duelo de todas las encuestadoras, si los 900 mil seguidores del excandidato Parisi (tercero en votación en la primera vuelta) se decantarán por alguna de las dos opciones y si habrá una mayor participación electoral, ya que la abstención fue del 53% en la primera ronda.

Con la centroderecha y su par de izquierda ‘descabezadas’ para esta ronda se preveía una polarización política de la sociedad chilena, pero según varios analistas no se ha dado o al menos no se puede tener un termómetro de ello ya que por reglamentación electoral los sondeos sobre intención de voto o impacto en la percepción ciudadana tras los dos debates televisados están prohibidos desde hace 15 días.

Mauricio Morales, analista electoral y académico de la Universidad de Talca recuerda que en la primera vuelta del pasado 21 de noviembre, "ambos candidatos sumaron un 54% de los votos, pero un 46% de los electores votó por los otros candidatos. En tal sentido, tanto Kast como Boric se vieron en la obligación de redefinir su estrategia y avanzar hacia votantes mucho más moderados o de centro, pero su impacto no se ha podido medir”.

Pero lo que se palpa en el ambiente ciudadano es una notable apatía electoral, pese a sus reiteradas quejas por la desigualdad económica y social, las que llevaron a la revuelta social de hace dos años (octubre 2019), desembocando en la convocatoria del presidente Sebastián Piñera al acuerdo de unidad nacional para reformar la Constitución.

En el olvido está hoy el lema de “no eran 30 pesos, eran 30 años" que los jóvenes hicieron retumbar en las calles de Santiago tras el aumento del pasaje del metro y que fue el detonante para el cambio que hoy vive Chile con el proceso constituyente. De esas protestas emergió como líder Gabriel Boric, ungido a los pocos meses como la carta presidencial de la izquierda.

A sus 35 años, este joven diputado, sin titularse como abogado, concitó inicialmente un fuerte apoyo, especialmente de las noveles generaciones, las mismas que sin embargo a la hora de decidir no fueron tan contundentes.

Kast, del Frente Social Cristiano, ganó la primera vuelta con 27,91% de los votos; Boric, del Pacto Apruebo Dignidad, del que forma parte el Partido Comunista, obtuvo 25,83%. 

Las últimas encuestas publicadas evidenciaron un marcado desinterés ciudadano hacia esta segunda vuelta. Así, la mitad de los electores se manifestó indeciso de cara al balotaje, prácticamente el mismo porcentaje (53%) de personas que no ejercieron en la primera vuelta su derecho a voto, voluntario desde 2012. 

"Esto hace que esa sea la gran incógnita para este domingo. Cuántos indecisos que no votaron en la primera vuelta van a salir esta vez. Eso hace que estemos ante un final imprevisible", advirtió Claudio Fuentes, politólogo y profesor de la Universidad Diego Portales.

¿Por qué el desencanto?

El desencanto con los políticos y sus partidos en el país austral es, según los analistas y sociólogos, un reflejo más del derrumbe de la confianza en todas sus instituciones, factor que ha alejado a los electores.

Pero, además -arguyen- esta elección resucitó un clima de plebiscito similar al de 1988, cuando la ciudadanía tuvo que votar Sí o No a la continuidad del dictador Augusto Pinochet (1973-1990). En ese entonces, Kast fue parte visible del Sí mientras la familia Boric hizo campaña por el no.


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"Una participación muy baja (como la actual) también refleja una especie de desencanto o disgusto con la política y las opciones disponibles", apuntó por su parte Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, en Washington.

"La gente no está tan polarizada como las dos opciones políticas", agrega Shifter, al enumerar los temas que mueven a una mayoría: extender derechos sociales y hacer reformas para mejorar la educación y la salud, "pero también quieren orden y lidiar con la delincuencia"

El analista considera que "no son ideas contradictorias", pero los dos candidatos impulsaron estas propuestas como si fueran temas de un bando u otro.

"Hay mucha desinformación, muchas exageraciones, como que Boric es otro Chávez (...) al final la mayoría de los chilenos que voten el 19 de diciembre lo hará por miedo al otro. Porque no quieren un Chile más derechista o porque tienen miedo de que Boric vaya a ser controlado por el partido comunista y se convierta en otra Venezuela", dijo.

En esta segunda vuelta el tema de "la paz y el orden" caló hondo en la opinión pública. Una parte de la sociedad reprochó a Boric haber apoyado una ley para indultar a los detenidos durante los disturbios de 2019 bajo el argumento de que son "presos políticos".

En los últimos días, los candidatos tuvieron un ‘discurso de miedo’, exponiendo complejos escenarios en caso de triunfar su rival, una evidencia más de sus antagónicas percepciones.

"Chile no es ni será jamás un país marxista ni comunista", sostuvo la carta presidencial de la derecha en su cierre de campaña, donde enfatizó que “el comunismo es el mismo en todo el país y en todo el mundo. Son los mismos y no nos van a engañar. Con esos discursos de paz y amor no nos van a engañar. Les vamos a enfrentar, les vamos a dar frente, de cara, y con la razón, nunca con la violencia".

Ante centenares de seguidores concentrados en un céntrico lugar de Santiago, sostuvo que “la izquierda sólo promueve la pobreza, esa pobreza que ha arrastrado a Venezuela, a Nicaragua y a Cuba, donde las personas huyen de ahí porque esa narcodictadura sólo trae pobreza y miseria" y por ello acusó a Boric de “engañar” a los chilenos con sus discursos y promesas.

Kast también repitió sus ideas claves a lo largo de toda la campaña, como la recuperación del orden y la lucha contra la violencia y la delincuencia. "Volver a recuperar la paz, el orden, el estado de derecho y sobre todo la dignidad en la vida de las personas", destacó tras presentar a su mujer y sus nueves hijos antes de comenzar su discurso.

De profundo arraigo conservador, Kast es contrario al aborto y al matrimonio igualitario. A sus 55 años, este abogado con experiencia política muy pocas veces pierde la compostura y mantiene siempre una sonrisa imperturbable pese a las críticas o los ataques que recibe.

Por su parte Boric cerró campaña asegurando a los votantes que Kast “solo va a traer inestabilidad, más odio y violencia” y, por ello, se exhibió como el ‘heredero de los que han luchado por hacer de Chile un país más justo y digno”

"El programa de Kast es realmente preocupante. El programa de Kast es realmente violento; es violencia contra la mujer, es violencia contra los pueblos originarios, es violencia con las diversidades y es violento contra los derechos humanos de todas y todos", agregó el candidato ante sus seguidores concentrados en el parque Almagro, a escasa cuadras del palacio de La Moneda.

Tras reiterar que Kast es un “heredero del pinochetismo’ y que “no quiere el cambio que Chile reclama”, el exdirigente estudiantil reiteró sus promesas de establecer las 40 horas de trabajo semanal (versus las actuales 45), impulsar un "desarrollo verde", crear 500.000 empleos para mujeres y un sistema nacional de cuidados. También un cambio sustantivo al sistema privado de pensiones y al de salud, para que nunca más haya discriminación entre ricos y pobres.

Estos polarizantes llamados fueron el esfuerzo final de los candidatos para convencer al elevado número tanto de indecisos como abstencionistas porque serán esos votos los que inclinarán la balanza