Contagiosa ómicron asusta al mundo | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 18 de Diciembre de 2021
Redacción internacional

Récord de casos diarios, aumento de hospitalizaciones, regreso a las restricciones, confinamientos sectorizados, cancelación de viajes, frenazo en varias actividades económicas y control a las interacciones sociales. Estos son, entre otros, los efectos que la contagiosa ómicron está causando en el mundo, a pocas semanas de su aparición.

Entre sorpresa e incredulidad, los gobiernos se han visto forzados a restablecer medidas como el uso obligatorio del tapabocas, el teletrabajo, el distanciamiento social, cierre de sitios culturales, cancelación de eventos masivos como conciertos, espectáculos pirotécnicos y hasta establecer un aforo para los encuentros familiares con motivo de navidad y año nuevo.

A menos de un mes de la detección de ésta, por ahora la más contagiosa del covid-19 durante toda la pandemia, se han podido determinar muchas cosas como su genética, ritmo de propagación, síntomas, escape inmunitario, capacidad de reinfección y hasta la existencia de otra cepa que sería su gemela con nuevas mutaciones y que por las mismas no se puede detectar con las pruebas PCR, por lo que los científicos la han calificado como la ‘variante sigilosa’.

Pero también son muchos los aspectos que falta por determinar, desde su origen y comportamiento hasta lo que es clave: su grado de resistencia a las vacunas.

Del virus originario de Wuhan al detectado en Sudáfrica se han registrado miles de mutaciones y de allí que, en el listado oficial de la Organización Mundial de la Salud, tanto como variantes ‘de preocupación’ y de ‘interés’ haya más de treinta. De las iniciales alfa y beta se pasó a la dominante desde hace cuatro meses, delta, que en cuestión de días será desplazada por ómicron.

Científicamente denominada como variante B.1.1.529, presenta un gran número de mutaciones, algunas de las cuales son preocupantes. Las pruebas iniciales indican que el riesgo de reinfectarse por esta variante es mayor que con otras y el número de contagios ha tenido un acelerado crecimiento tanto en Sudáfrica y sus vecinos, como en Europa, foco actual de ómicron con grave afectación en Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Francia, España y Portugal.

Para tener una idea bastan estos ejemplos: esta semana, Reino Unido tuvo récord de casos diarios de covid-19, con un alto porcentaje de la nueva variante. De 45 mil informados el lunes pasó a 93.045 el viernes. Por su parte España, se informó que, en solo su capital, Madrid, el 60% de los nuevos contagios de covid-19 son de esta variante.

En una carrera contra el reloj, el mundo intenta blindarse acelerando las vacunaciones, tanto para completar los esquemas como con la tercera dosis o de refuerzo. Y si bien los estudios iniciales señalan que ómicron puede contagiar inclusive a quienes ya tuvieron el coronavirus, también demuestran que en ese caso impide que desarrollen enfermedades graves.



Cómo infecta

La evidencia científica indica que ómicron ha tenido más de medio centenar de mutaciones, 36 de ellas concentradas en su espícula, la proteína que utiliza como llave maestra para penetrar en las células humanas, a las que entra con relativa facilidad por tener una especie de ‘inmunidad’ a los anticuerpos, que son la protección que generan las vacunas.

Un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina LKS de la Universidad de Hong Kong entregó la primera información sobre cómo esta nueva variante infecta las vías respiratorias humanas.

Descubrieron que ómicron infecta y se multiplica 70 veces más rápido que la variante Delta y el SARS-CoV-2 original en los bronquios humanos, lo que puede explicar por qué ómicron puede transmitirse más rápido entre los humanos que las variantes anteriores.

Sin embargo, su estudio también ha evidenciado que la infección de ómicron en el pulmón es significativamente menor que la del SARS-CoV-2 original, lo que puede ser un indicador de una menor gravedad de la enfermedad.

Los científicos responsables de este estudio, Michael Chan Chi-wai y John Nicholls, son pioneros en el uso de cultivos 'ex vivo' del tracto respiratorio para investigar muchas infecciones víricas emergentes desde 2007, como la gripe aviar y el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (Mers).

Chan puntualiza que la gravedad de la enfermedad en los seres humanos no está determinada únicamente por la replicación del virus, sino también por la respuesta inmunitaria del huésped a la infección, que puede dar lugar a una desregulación del sistema inmunitario innato, es decir, a una 'tormenta de citoquinas'.

"También se ha observado que, al infectar a muchas más personas, un virus muy infeccioso puede causar una enfermedad más grave y la muerte, aunque el propio virus sea menos patógeno. Por lo tanto, junto con nuestros recientes estudios que demuestran que la variante ómicron puede escapar parcialmente a la inmunidad de las vacunas y a la infección anterior, es probable que la amenaza global de la variante ómicron sea muy importante", advirtió el científico.



Así se defiende el cuerpo

En la lucha contra el coronavirus, un componente clave del sistema inmunológico acaparó la atención: los anticuerpos.

Estas proteínas en forma de Y han sido noticia recientemente porque las vacunas anticovid no producen suficientes de ellas para combatir la variante ómicron del coronavirus, a menos que se introduzca algo que las estimule.

Entrenados tanto por las vacunas como por la infección, los anticuerpos se adhieren a la proteína spike, que se mete en el coronavirus impidiéndole penetrar las células y enfermar al huésped.

Sin embargo, los anticuerpos no son la única variable en juego. De hecho, "hay una respuesta compleja y coordinada que es realmente hermosa desde un punto de vista evolutivo", explica Roger Shapiro, inmunólogo de Harvard. 

Estos son algunos puntos clave:

Bombarderos" del sistema inmunológico innato. En los minutos y horas posteriores a la aparición del virus en el cuerpo, unas proteínas envían alarmas para que el reclutar al equipo de defensa rudo pero débil del sistema inmunológico "innato".  Los primeros en aparecer son los "neutrófilos", que constituyen entre el 50% y el 70%de todos los glóbulos blancos, que son rápidos para luchar, pero también para morir.  También aparecen los "macrófagos", especializados en detectar y eliminar los patógenos, liberando moléculas clave que activan a colegas más inteligentes, las llamadas células "asesinas naturales" o células "dendríticas", que transmiten la información a células combatientes de élite. "Es como bombardear toda el área y, con suerte, dañar al invasor tanto como sea posible (...) y al mismo tiempo llamar a la base para que sus unidades SEAL estén listas para operar", explica John Wherry, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania.

Células B y T. Si la defensa "innata" no ahuyenta a los invasores, entra en escena el sistema inmunológico "adaptativo". A los pocos días de la primera infección, las "células B" se dan cuenta de la amenaza y comienzan a producir anticuerpos. La vacunación también entrena a las células B, principalmente dentro de los ganglios linfáticos de nuestras axilas, cerca del lugar de la inyección, para que estén atentas y preparadas. Los tipos de anticuerpos más potentes, conocidos como "neutralizantes", son como una goma de mascar que se pega al extremo de una llave, impidiendo que abra la cerradura. Hay otros anticuerpos menos célebres que no son tan pegajosos como los "neutralizantes", pero que aun así ayudan a atrapar al virus, arrastrándolo hacia células inmunes o pidiendo ayuda y aumentando la respuesta general.  Las socias clave de las células B son las "células T", que se pueden dividir en "ayudantes" y "asesinas". 

Detener una enfermedad grave. Debido a la importante mutación de su proteína spike, la variante ómicron puede escabullirse más fácilmente neutralizando los anticuerpos aportados por una infección o vacunación previa. La mala noticia es que esto hace que las personas sean más propensas a sufrir infecciones sintomáticas. Pero la buena noticia es que las células T no son tan fáciles de engañar, pues tienen un "periscopio" en las células infectadas, donde pueden buscar las partes constituyentes del virus durante su ciclo de replicación. Las células T asesinas llevan a cabo misiones de búsqueda y destrucción, perforando las células infectadas, abriéndolas y provocando reacciones para que las proteínas inflamatorias conocidas como "citoquinas" se sumen al combate. Dependiendo de la velocidad de respuesta, una persona vacunada que contraiga la infección puede presentar síntomas leves, similares a los de un resfriado, o síntomas moderados similares a los de la gripe, pero las posibilidades de una enfermedad grave se reducen drásticamente.