CONSTITUCIONAL el mandato de Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela tiene los días contados ya que termina el próximo 4 de enero y no tendría ni uno más, por hechos ‘sobrevinientes’ tanto internos como externos.
Desgaste de tres años en el cargo, reducido margen de acción en pro de una transición democrática, una oposición fracturada y la inesperada coyuntura geoeconómica global producto de la invasión militar rusa a Ucrania, frustraron cualquier posibilidad de que ese diputado devenido a presidente forzara el anhelado cambio en Venezuela, dando algunos pasos efectivos pasa superar la crisis social que llevó a que no menos de seis millones de ciudadanos dejaran el país.
La guerra en Europa impactó duramente la economía global cuando empezaba a recuperarse de tras la pandemia del covid-19. Del coletazo de la crisis de los contenedores se pasó sorpresivamente a una disparada en el precio de los alimentos, efecto de que entre las sanciones occidentales al Kremlin se cerraron las exportaciones de cereales y fertilizantes. Posteriormente fueron otros insumos, claves para la producción en varias naciones.
Fue así como ese conflicto -que se apresta a entrar en su onceavo mes- ya no ni distante ni de bajo impacto. Y con el paso de los meses, por ser Rusia el proveedor de combustible y gas para Europa, no sólo se agravó en esa zona, sino que abrió la puerta a que los grandes consumidores de los mismos fijaran de nuevo su mirada sobre otro grande del oro negro: Venezuela.
Necesitado del petróleo ya que sus reservas mermaron ostensiblemente, el presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, restableció contactos directos y de alto nivel con el régimen de Nicolás Maduro, sin retirar el reconocimiento que como presidente interino dio a Guaidó su antecesor, el republicano Donald Trump, en línea con lo hecho por medio centenar de países.
El calculado giro de Washington fue acompasado por exigencias para la reanudación de un diálogo político, el que efectivamente con la mediación del mandatario francés, Emmanuel Macron y del colombiano Gustavo Petro, se retomó entre el gobierno y la oposición venezolana a finales del pasado noviembre, en México.
Volver a la mesa tras 15 meses de interrupción no sólo oxigenaron al chavismo (madurismo) sino que ahondaron los desacuerdos entre las cabezas de la oposición venezolana, mientras Estados Unidos comenzó a relajar las fuertes sanciones económicas que había impuesto a Caracas.
Y aunque en ese encuentro las partes ratificaron sus ‘líneas rojas’, a saber, para la oposición que se defina un cronograma rumbo a elecciones presidenciales "libres” y el gobernante exigiendo levantar todas las sanciones que Estados Unidos les impuso, se firmó un primer acuerdo para liberar recursos venezolanos bloqueados en el extranjero (3 mil millones de dólares) para aliviar el colapso de servicios básicos. Dicho fondo, se estableció, lo manejaría Naciones Unidas.
En ese momento, la opositora Plataforma Unitaria que aúpa a una decena de partidos o movimientos antichavistas indicó que acudían al diálogo "con la urgencia y voluntad de encontrar de una vez por todas acuerdos tangibles(...) que se traduzcan en soluciones para la crisis humanitaria, el respeto a los derechos humanos (...) y especialmente" garantías para "elecciones libres y observables”.
Y tras ese primer acuerdo, Estados Unidos dio otro paso clave, aunque considerado insuficiente por Maduro: autorizó al gigante energético Chevron a retomar sus actividades en las cuatro empresas conjuntas que tiene con Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Fortalecido por esa decisión, pero sobre todo consciente de la oportunidad de oro que le dio la crisis energética generada por la guerra, el mandatario venezolano exigió “el levantamiento completo de todas las medidas coercitivas unilaterales sobre la industria petrolera”.
Esas decisiones devolvieron el protagonismo de Maduro en el escenario, minimizaron las presiones internacionales con las que se buscaba que cediera y ahondaron las divisiones en la plataforma opositora, con un Guaidó desdibujado, perdiendo fuerza política y hasta credibilidad ciudadana.
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¿No más Guaidó?
En este marco y ante la inminencia de la reunión de la Asamblea Nacional (opositora) que comenzaron a darse las movidas políticas en Venezuela. Como se sabe dicho organismo fue el que le otorgó el mandato interino a Guaidó y se lo renovó en dos ocasiones, pero ahora todo ‘pinta’ diferente.
Evidencia de ello son las recientes informaciones desde Caracas que indican que algunos partidos políticos de la oposición alistan una propuesta para sustituir a Guaidó quién, por su parte, redobla esfuerzos para que cierren filas tras su nombre y alcanzar así otro año más en el cargo, el que como dijimos no sólo ha perdido fuerza, sino que está en alto riesgo de perder el reconocimiento de la comunidad internacional.
Según informaciones del portal Bloomberg, dos de los cuatro principales partidos de la oposición estarían planeando reemplazar al mandatario interino por un comité de legisladores a través de una propuesta conjunta, lo que pondría en peligro la carrera del líder opositor al igual que daría fin a la estrategia respaldada por Estados Unidos de forzar la salida de Maduro.
Así las cosas, Guaidó presiona para extender su mandato un año más convocando a la Asamblea Nacional de la oposición para discutir la idea este jueves, mientras, los líderes de estos partidos políticos plantean hacer la nueva propuesta antes de terminar el año o a más tardar el 4 de enero.
Según ese portal, no hay claridad si el partido Acción Democrática (con dirección dividida entre Henry Ramos Allup y José Bernabé Gutiérrez) respaldará a Guaidó o a un nuevo candidato. A diferencia de los otros partidos, que votan en bloque, los legisladores de este último lo hacen de forma individual.
Guaidó, quien llegó a ser reconocido por más de medio centenar de países como "presidente interino" en 2019 al autoproclamarse con tal distinción tras no reconocer los resultados de las presidenciales de 2018, ha visto como su peso político en el exterior ha ido menguando cada año, así como su liderazgo dentro de la oposición interna al Gobierno del presidente, Nicolás Maduro.
Esta irrelevancia política se hizo más evidente tras las elecciones de 2020, en las que el chavismo logró recuperar la mayoría en la Asamblea Nacional, así como con el reinstalado diálogo político frente al cual se ha mostrado muy escéptico, por lo que pidió tanto a los voceros en la mesa como a los antichavistas no confiar en las promesas del régimen.
A nivel internacional, extraoficialmente funcionarios en la Casa Blanca han señalado que es altamente probable que el presidente Biden, por las circunstancias arriba mencionadas, termine retirando el reconocimiento a Guaidó -o su sucesor- como presidente interino.
Según la cadena CNN, estas versiones también circulan en medios diplomáticos de ambos países y el tema surgió con un reciente artículo del Financial Times que anunciaba el inminente fin del “interinato” en Venezuela para Estados Unidos.
Guaidó y su equipo inmediato de colaboradores descartan esa posibilidad, aunque admiten que en la próxima Asamblea Nacional “el punto del Gobierno encargado se va a discutir y someter a votación” de toda la Plataforma Unitaria.
El mandatario interino admitió a CNN que “Ciertamente hay un desgaste producto de este enfrentamiento con una dictadura, de esta tortura, represión, censura y autocensura. Lo entendemos bien, incluso frustración por no haber logrado hoy el objetivo de salir de la dictadura y que se agravó la crisis", aunque reiteró su disposición a defender la autonomía de la Asamblea, buscar la unidad opositora y trabajar por el pueblo venezolano.
De la Asamblea Nacional pende el futuro de Guaidó, la participación en las presidenciales del 2024, la escogencia de un candidato único para dicha contienda que buscan sea “libre y transparente” y el manejo de ciertos activos, logrado gracias precisamente al reconocimiento que del mandato interino logró el líder opositor de gobiernos como el estadounidense y el británico, como son la refinería de petróleo Citgo Holding Inc. y al menos mil millones de dólares en oro venezolano almacenado en el Banco de Inglaterra.
A la par de la propuesta de que lo reemplace un comité de legisladores, los dos partidos opositores que buscan ese cambio también plantean que se autorice a la Asamblea Nacional a utilizar fondos en cuentas bancarias extranjeras para pagar algunos costos de oposición, como los de las juntas corporativas ad-hoc que administran los activos y que se nombre un consejo de cinco miembros para administrar los fondos, según un borrador del documento conocido por Bloomberg./Redacción internacional con Europa Press