El pasado martes, cuando se llevaba a cabo la sesión en la Comisión II del Senado, en la que se aprobó el debate contra el expresidente y ahora congresista Álvaro Uribe por supuestos nexos con el paramilitarismo, el exmandatario buscaba afanosamente dentro del Parlamento un lugar para reunirse con sus asesores y preparar su intervención en la célula legislativa.
Lo que viene
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