¡Libertad, libertad! | El Nuevo Siglo
/AFP
Jueves, 9 de Enero de 2025

Si algo quedó claro ayer, en el marco de la accidentada, pero muy significativa antesala de la, no menos cuestionada, posesión hoy del jefe de la dictadura venezolana Nicolás Maduro para un tercer y espurio mandato, es que por más que hayan pasado cinco meses largos desde las elecciones presidenciales, tanto para las mayorías del vecino país como para la comunidad internacional el mandatario electo y legítimo es el líder de la oposición Edmundo González.

Las marchas y concentraciones que se registraron en una gran cantidad de ciudades en todo el mundo urgiendo el retorno de la democracia a Venezuela y el cese del régimen chavista le ratificaron a Maduro y compañía que ni el burdo fraude electoral perpetrado el 28 de julio de 2024 como tampoco la violenta represión a sus contradictores pudieron sofocar el anhelo de libertad de millones y millones de sus compatriotas esparcidos por todo el planeta, así como de millones de ciudadanos de múltiples naciones. Y, de paso, un gran número de gobiernos ratificó su respaldo a González y la descalificación de la satrapía. Por la misma razón, se confirmó que al desprestigiado acto de posesión hoy irán apenas algunos presidentes y cancilleres, así como varias delegaciones de muy bajo rango diplomático. Queda claro, entonces, que no habrá ningún aval de legitimidad a la tiranía.

A nivel interno, establecer la dimensión de las movilizaciones no es fácil, en gran parte por las restricciones a la libertad de prensa que impuso la dictadura. La oposición sostuvo que tanto en Caracas como en muchas ciudades y municipios la gente se volcó a las calles, venciendo el miedo al régimen del terror y reclamando que González pudiera posesionarse hoy y comenzar la transición a la democracia. El chavismo, por el contrario, calificó de fracaso el llamado a marchar, incluso en la propia capital.

Otro de los aspectos inciertos fue el relativo a si hubo represión violenta a las movilizaciones. Desde las toldas antichavistas se denunció que ayer continuaron los operativos de detención de activistas y líderes opositores, pero desde las filas gobiernistas replicaron que esta era otra mentira de sus contrarios. En medio de la censura a la prensa, no hay claridad al respecto.

Paradójicamente, la imagen que le dio la vuelta al globo ayer fue, precisamente, la de la valiente e incansable líder opositora María Corina Machado que, desafiando las intimidaciones de la dictadura, apareció en la concentración masiva en el municipio Chacao, Caracas, en donde no solo reafirmó que González fue el ganador en las urnas y debe convertirse hoy en el nuevo titular del Palacio de Miraflores, sino que prometió que entre todos seguirán la lucha por desplazar a la satrapía del poder y que se reimplante el sistema democrático.

Sin embargo, a la salida de ese acto político se presentó un confuso hecho. La oposición denunció que agentes del régimen atacaron la caravana de Machado −quien se desplazaba en una moto− y la apresaron por la fuerza, llevándosela con rumbo desconocido. Tan pronto como se conoció la noticia, se generó una escalada de reacciones a nivel global, con Estados Unidos y múltiples gobiernos a la cabeza, condenando la grave acción dictatorial y exigiendo la inmediata liberación de la dirigente. Finalmente, esta se concretó tres horas después, aunque desde la cúpula y autoridades chavistas desmintieron que se hubiera producido dicha captura e incluso calificaron todo lo ocurrido de “montaje”.

Más allá de esto, lo cierto es que la reacción más importante y contundente fue la del presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, que no solo respaldó la causa de Machado, sino que llamó “presidente electo” a González. Se trata, sin duda, de un hecho clave porque delinea lo que será la postura del próximo titular de la Casa Blanca frente al régimen dictatorial venezolano, ante el cual la Administración Biden ha tenido una postura débil y ambivalente.

Pero si la antesala ayer fue movida, hoy la cuestión puede ser más complicada. Maduro tiene montada una tramoya política para su controvertida posesión, en tanto González, que anoche estaba en República Dominicana, insistió en que este viernes tratará de volver a Venezuela para asumir la presidencia. Todo ello pese a que el régimen, acusado por la ONU de incurrir en delitos de lesa humanidad, no solo advirtió que lo detendrá y meterá a la cárcel, sino que alertó que “tomará acciones” contra cualquier vuelo no autorizado que ingrese a su espacio aéreo. Una amenaza que hizo extensiva a los expresidentes que quieren acompañar al líder opositor.

¿Qué pasará hoy? Difícil pronosticarlo. Lo único cierto es que el mundo respalda a una Venezuela libre y democrática, y que la dictadura está cada día más aislada, pero continúa siendo muy peligrosa.