A 100 años de Kafka | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Agosto de 2024

El término “kafkiano” se refiere a ese universo alterno, extraño, inmerso en sensaciones misteriosas. El desasosiego, la falta de esperanza y un estupor que deja la misma paradójica y absurda situación.

 Franz Kafka, es un exponente de la literatura universal, imprescindible para cualquier curioso o docto en el tema literario. Su legado es al igual que lo fue su ser, un mítico descontento social, un imprescindible y sucedáneo trascender por los niveles de una vida llena de vacíos y de enigmas. Kafka, judío y checo; romántico, melancólico y nostálgico, y en búsqueda de sí mismo. En una búsqueda constante, que muchos de sus lectores; sienten reflejada en sí mismos. Esa sed de vivir y a la vez perecer en el intento, podría convertirlo en aquel desagradable insecto, en el cual se convirtió Gregor Samsa, en su célebre novela: Metamorfosis.

La identidad y la falta de la misma es una constante en la obra de Kafka. Ser judío y ser checo, además hablar un alemán perfecto, parecían ser incompatibles conceptos para él. Un padre autoritario y asimismo proyectado por Kafka como la figura de un tirano, inocula en sí mismo, una forma de ver y de leer el mundo, bastante particular y trágica. Franz, claro está, un hombre muy sensible y abstracto, para nada afectó a la figura del poder, se encontraba en una constante inserenidad. Además, el sosiego lo encontraba en la literatura, y sus deseos eran irreprensibles, más, debió estudiar leyes, luego de un intento inverosímil por la química. Kafka no era un científico; ni un jurista. Era un artista, era un poeta, era un filósofo, era un sociólogo, era un escritor. Kafka al igual que el Golem del rabino Judah Loew, conocido como el Maharal de Praga, era un ser buscando su propio ser, aunque para nada torpe, Kafka era una extraña creación y su creación es como de otro universo, quizá paralelo.

Incomprendido e incesante en su búsqueda de encontrarse a sí mismo, sus profundas obras, circundan entre lo irreal y lo real. Entre lo mágico o fantástico, y la insípida y lúgubre realidad, que dejaba el principio del siglo XX. A pesar de haber nacido a finales del siglo XIX, y habiendo vivido el final de una época de inspiración, es, sin embargo, un hombre del siguiente siglo. De las dos Guerras Mundiales y de la Gran Depresión. Vivió una Europa en guerra y el pre-escenario de una dura crisis económica. Su mundo fue realmente kafkiano.

Max Brod diría que “Kafka ha sido, de todos los creyentes, el menos iluso; y de entre todos aquellos que ven el mundo sin ilusiones, el creyente más inquebrantable”. Concluyendo así el realismo mágico y el surrealismo; junto al expresionismo y el existencialismo que la obra de Kafka relega a la historia de la literatura universal. Muere con tan solo 40 años, la edad suficiente como para ser sabio y haber vivido. Vladimir Nabokov, dijo que Kafka era el mejor escritor en alemán de su tiempo.

Es un autor puro, auténtico, y su obra es tan universal, que nadie debería dejar pasar leerla. Leer a este místico y enigmático autor, que es Gregor Samsa y Joseph K, inmerso en la pesadilla kafkiana, en la distopía que al parecer es mucho más real que la utopia. Y, el absurdo y la realidad paradójica del día a día. Kafka no es más que un narrador ingenuo y un protagonista de sus historias, más, es un genio.

@rosenthaaldavid