¡Adiós a la guerra! | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Julio de 2017

El pasado 27 de junio se protocolizó en la vereda Buenavista, del municipio de Mesetas (Meta) dicha entrega, allí y ahora las Farc efectivamente dejaron de existir como guerrilla, como insurgencia, como grupo armado al margen de la Ley. Cuánto no se especuló en su momento por parte de los detractores del proceso de negociación con las Farc en torno al término “dejación de armas” que quedó consignado en el Acuerdo de la Habana, ratificado en el Acuerdo final del Teatro Colón, se llegó a afirmar que ese era un subterfugio de las Farc  para no entregarlas. Pues, las entregó y el receptor de las armas, quien verifico y constató su entrega fue nada menos que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Las Farc  han cumplido y entregaron todas sus armas individuales”, sentenció Jean Arnault, Jefe de la Misión de la ONU en Colombia.

En efecto, recibió 7.132 armas, que ahora quedan bajo su custodia, caso único en el decurso de la historia de los conflictos armados en Colombia y en el mundo en donde al término de los mismos por la vía negociada, el número de armas se corresponde con el número de los desmovilizados. Y no se trata de armas hechizas y fierros inútiles, como sucedió en la desmovilización de las AUC, sino, como lo dijo el vocero de las Naciones Unidas, “de alta calidad y operatividad”.    

Pero no han faltado las “narrativas obscuras”, como las denomina la periodista Juanita León, que intentarán de restarle importancia a este acontecimiento y tratarán de hacerle creer a muchos colombianos que todo ha sido y será una farsa. Dirán las aves de mal agüero que todo esto ha sido un montaje del castro-chavismo para hacer creer que las Farc se desarmaron, que son más las armas “enterradas” que las entregadas, que su incursión en la política, gracias también al Acuerdo final, es parte de su libreto de la combinación de las formas de lucha, en fin…

En Colombia, al contrario de lo que acontece en otras partes del mundo civilizado, en donde la paz y la guerra unen a sus países en torno a la defensa de la institucionalidad como patrimonio común, aquí, en cambio, como lo afirma el Cardenal Primado de Colombia Monseñor Rubén Salazar, “este proceso de paz ha generado una de las divisiones más dramáticas en la sociedad colombiana” y añade, “qué bueno que la visita den Santo Padre nos ayudara a vencer esta polarización política y principalmente ayudarnos a entender el verdadero sentido de la política, más allá del partidismo”. Y él acierta al caracterizar esta nefasta polarización en que está el país, “la confrontación política caníbal”, que es como él la llamó, al señalar que en este país “no se reciben los mensajes de buena manera, todo se tergiversa y por lo tanto, es un diálogo imposible”. ¡Ya basta!

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*Exdirector ejecutivo de la Federación de Departamentos