Peñalosa terminó su primer periodo el 1 de enero de 2001 y fue reemplazado sucesivamente por Mockus -reelegido sin que nadie sepa muy bien por qué ya que en su primer periodo fue pésimo y además renunció y dejó tirada la ciudad-, y los tres gobiernos de izquierda Lucho, Samuel Moreno -a la cárcel por el cartel de la contratación-y Petro -suspendido por el Procurador- considerado uno de los peores alcaldes que ha tenido la ciudad desde su fundación. Peñalosa recibió una ciudad que en 16 años prácticamente no había sido gobernada y era un caos por donde se la mirara.
Aunque su segunda administración ha tenido menos relumbrón que la primera, ha hecho, según él lo afirma, más de 2.500 obras, algunas importantes, otras menos. Pero, además de algunas avenidas que fueron terminadas, otras que ya avanzan y otras obras que se ven menos como el excelente trabajo en materia de salud, de educación y de alimentación escolar, deja en marcha la recuperación del río Bogotá y el metro elevado, ambas vitales y de envergadura, sin las cuales nos hubiéramos quedado si Morris gana la alcaldía. Dos obras que solas justifican el trabajo de Peñalosa.
Desde el comienzo Peñalosa fue atacado sin piedad mediante todos los medios de lucha por los mamertos que quieren tanto a los pobres que desean que cada día haya más. Y nunca levantó en las encuestas. Le pasó lo que le pasa a Duque, pero ninguno de los dos ha gobernado para las encuestas -algunas bastante manipuladas- sino para sus gobernados.
Peñalosa señalaba estos días que no le importaba ser impopular sino que los jueces –entre ellos algunos juececillos inferiores- siguiendo el ejemplo de las altas cortes de abusar del derecho, le pararan las obras. Tiene razón. Pero hay que tener en cuenta que detener la troncal de la séptima, como lo solicitó el Procurador, fue una excelente idea y que ahora será la alcaldesa la que decida.
Peñalosa se va. Y con él don Trancón Bocarejo, que fue un lunar de su administración. Don Trancón no hizo sino obstruir el tráfico y lo hizo más difícil y lento, y no hay absolutamente nada que uno pueda decir que sirvió. El candidato a la Secretaría de Inmovilidad de la alcaldesa tiene buena hoja de vida y debería empezar por quitar todos los artefactos (policías acostados y postes) si no quiere que lo llamemos, también, don Trancón.
Llega Claudia López y lo hace con el ánimo de hacer las cosas bien, como se colige de lo que ha anunciado. Si es así, hay que respaldarla. La suspensión de la troncal de la Séptima y su reemplazo por un tranvía; la ampliación del metro elevado hacia el occidente y, por concesión, hacia el norte; los empates de los trenes de cercanías que deja contratados la gobernación de Cundinamarca; los cables hacia los cerros donde se necesitan etc. son cosas indispensables para hacer más vivible la ciudad. Añadiéndole, por supuesto, el elemento social y ecológico, que es bandera del Partido Verde que la eligió, y que se requiere para mejorar el nivel de vida de la parte más vulnerable de la población.
Veo el futuro de Bogotá con optimismo. Si nos comparamos con Medellín, que tiene metro, tranvías y cables, vamos muy retrasados, pero con decisión y ánimo podemos avanzar.
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Coda: La aprobación de la reforma tributaria en el Congreso con la ayuda de Cambio Radical y de algunos liberales que le llevaron la contraria a Gaviria en propias sus narices, demostró que todavía quedan políticos honestos.