ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Junio de 2014

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

Elecciones en clima enrarecido

Estoy   por pensar que la Constitución del 86, sabia en todas sus prescripciones y que nos rigió bien por más de cien años, no ha debido ser sustituida. ¿Será este un pensamiento demasiado conservador?  Bien vale la pena pensar así, aunque las nuevas normas que ahora nos rigen, tienen aspectos  positivos. Uno de ellos era la prohibición de la reelección de los presidentes que hubieran ejercido el cargo. En términos coloquiales podría interpretarse esta disposición como “ya tuvo suficiente, ya salió de parte” y la necesidad de darles oportunidades a los nuevos en el panorama nacional. Uribe, engolosinado por el buen resultado de su primer mandato se empeñó en modificar el “articulito” que lo colocaba, a pesar de sus buenas ejecutorias, por fuera del juego; se empeñó en la modificación que le permitió ser reelegido para un segundo mandato. No contento con eso, una vez reelegido, se empeñó en una nueva modificación de suerte que pudiera ser reelegido indefinidamente. Lamentablemente quienes le seguían la cuerda redactaron tan mal la modificación, que la Corte Constitucional no permitió, afortunadamente, que eso sucediera. Esto significó su alejamiento de la justa electoral que dio como resultado la elección de Juan Manuel Santos a quien, por no seguir sus instrucciones,  no  ha sido rebajado de traidor, por  tener sus propios pensamientos de cómo debería ser gobernado el país, olvidándose que el responsable era precisamente quien había sido consagrado por la mayoría de los ciudadanos aptos para votar. Otra cosa es que manifestara su desacuerdo, por ejemplo, con restablecer las relaciones con nuestros vecinos y que pretendiera negociar con las Farc para llegar a un entendimiento que acabara con la lucha fratricida que tantos daños le ha causado al país, por no mencionar sino dos aspectos de sus quejas. España, por ejemplo, mantuvo y mantiene relaciones con Castro, sin que sus gobernantes hayan sido tildados de castristas o amigos del sistema de gobierno que impera en Cuba.

Pienso que estoy de acuerdo con la tesis del candidato a la Vicepresidencia, Vargas Lleras, que debe acabarse, derogarse la reelección del Presidente en ejercicio. Nos remitiríamos así a México en donde quien ha sido Presidente pasa a la reserva. De allá no nos han llegado noticias de intervenciones tan intranquilizantes por parte de quienes han ejercido la Presidencia como aquellas de las cuales hemos sido testigos. Preferible sería que el período fuera ampliado, dentro del cual se crea pueda desempeñar sus tareas y los programas que ofrece ejecutar. Así el clima electoral no estaría tan enrarecido como lo está hoy.

Las opciones a las cuales está enfrentado el ciudadano en esta segunda vuelta son: la reelección de Santos o la elección de Óscar Iván, de quien se tienen buenas referencias salvo que, de acuerdo con lo que se ha dicho en esta campaña y él mismo lo ha manifestado,  será un fiel ejecutor de los deseos de gobierno de su patrocinador. ¿Tendrá la personalidad de ejercer la Presidencia en forma independiente y no se someterá a los dictados como un obsecuente servidor de otro? De resultar electo,  eso es lo que  esperamos los colombianos, aunque no necesariamente votemos por él.