Amlo y la “leyenda negra” (II) | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Abril de 2019

El 13 de agosto de 1521, Tenochtitlan, la  capital del imperio azteca o mexica, cayó en manos de los tlaxcaltecas y otras tribus aliados con Hernán Cortés, a quien ayudaron y aprovisionaron a cambio de privilegios especiales. Los aztecas arrancaban el corazón de sus enemigos y comían sus vísceras y eran odiados por ellos. Cortés puso preso a Cuauhtémoc, al que torturó para saber de sus tesoros y ordenó ahorcarlo en 1525.

Los conquistadores españoles fueron crueles y persiguieron sus propósitos, pero no fueron genocidas ni trataron de eliminar a los aborígenes. Muy al contrario, se mezclaron con ellos. El hijo primogénito de Cortés, Martín, llamado “el mestizo”, nació de Malintzin “la malinche”, una indígena  náhuatl que fue, además, intérprete del conquistador. Martín participó en la rebelión de los encomenderos contra el rey por haber dictado éste en 1542 leyes que impedían a los españoles heredar las encomiendas.

La encomienda fue una transformación de la vieja institución romana de la clientela y de las encomiendas de las órdenes de caballería, bajo las órdenes del comendador. En América, consistió en el derecho concedido por el rey para cobrar tasas y beneficios a los indios, a cambio de cuidarlos y defenderlos. No se daba a perpetuidad sino por periodos cortos. No obstante, se presentaron innúmeros casos de abusos e incluso de esclavitud disfrazada.

Las Leyes de Burgos en 1512, a los veinte años del descubrimiento, definieron los derechos y garantías de los indios y la obligación del trato justo. Solamente los indios que no podían sostenerse por sí mismos podían ser encomendados. Fray Bartolomé de las Casas y fray Antonio de Montesinos y luego la neo escolástica de Salamanca desarrollaron la teología de las leyes de Indias.

En 1542 se prohibió que las encomiendas fueran heredables. Carlos I (Carlos V) las abolió en 1547 y ordenó que las existentes terminaran a la muerte de su titular. Los indios fueron considerados súbditos del rey, como todos los españoles.  Se dio inicio a la esclavitud de los negros y, también, a la aparición de santos como Pedro Claver, el esclavo de los esclavos.

Como los mestizos no podían ser encomendados, los indígenas buscaban deliberadamente el mestizaje, aunque las leyes defendían la “pureza de sangre” de manera que los españoles eran más nobles si se quiere, que los mestizos.

El origen principal del mestizaje es la prácticamente nula presencia de mujeres europeas en los contingentes de los conquistadores. Fue una necesidad, más que un propósito. Aunque con excepciones, en la mayoría de los casos el español tenía una o varias mancebas --pero no esposas-- aunque se hacía responsable de los hijos. Más tarde las leyes prohibieron el matrimonio de “criollas” (blancas nacidas en América) y funcionarios españoles. Pero los hechos arrasaron con esas leyes.

 En América, se llama mestizo (amerindio) a todo aquel cuya apariencia es intermedia entre los fenotipos español e indígena.

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España contestó a Amlo que “lamenta profundamente y rechaza con firmeza el contenido de la carta que el Presidente de México ha enviado al Rey”. No tiene, dijo, por qué dar explicaciones a quinientos años de la conquista.

La iglesia ha pedido perdón muchas veces. Francisco dijo en Bolivia: “Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.” ¿Cuáles crímenes de la iglesia, pregunto yo?

Las peticiones de Amlo tienen el mismo origen de la “minga” reciente: el indigenismo, en pleno siglo XXI, que ignora que han pasado cinco siglos desde 1492.