Amylkar D. Acosta M.* | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Noviembre de 2015
“Cubre los costos fijos, no los variables” 
COMPONENTE TÉRMICO
El cargo y la confiabilidad
 
A  consecuencia del terrible fenómeno de El Niño que está impactando a todo el territorio colombiano, según XM, en el mes de octubre, que se caracteriza normalmente por su alta pluviosidad, los aportes hídricos a los embalses que sirven a las centrales hidroeléctricas a duras penas rozaron el 45% de la media histórica de los últimos cuarenta años. Increíble, pero cierto. Y bien ha dicho el inversionista y filántropo Warren Buffett, que “sólo cuando baja la marea se sabe quien nadaba desnudo”. 
Y esto ha sucedido con la operación del mercado de energía y algunas de las normas regulatorias que lo rigen. ¿Qué fue lo que precipitó el colapso del sector eléctrico en aquella oportunidad? Primero, su dependencia en más de un 80% de la generación hídrica y segundo, las plantas térmicas que le servían de respaldo no estaban en condiciones de operar, unas por falta de mantenimiento y otras porque no disponían del combustible para operar. La culpa, entonces, no fue tanto el fenómeno de El Niño como de la miopía en el planeamiento del sector y de la imprevisión.
De allí nació la necesidad de ampliar el componente térmico de generación y para estimularlo se creó el cargo por confiabilidad. Siempre he considerado, como el resto de los colombianos, este cargo como un seguro, sólo que como todo seguro este no cubre todos los eventos. En este caso el amparo de este seguro sólo cubre hasta la disponibilidad de la planta, esto es que esté en capacidad de arrancar en el momento que el sistema lo requiera y se activa en el momento en que el precio en bolsa rebasa el precio de escasez. Por lo tanto lo que pagamos todos los usuarios en la factura del servicio de energía debe tener como destinación la construcción de la planta, su alistamiento y mantenimiento y en general los costos fijos que ello conlleva. No cubre los costos variables. 
Y dado que el precio de bolsa había superado el precio de escasez, las térmicas debieron entrar a cumplir con su obligación de oferta en firme de la energía a cambio del cargo. En vista de que no hay disponibilidad de gas en el mercado, aquellas plantas que no contaban con contratos de suministro de este energético se vieron precisadas a operar con combustibles líquidos, que son mucho más costosos. El mayor inconveniente que esta situación plantea es que si las térmicas no generan los 85 GWH/D  de los 190 GWH/D que se están demandando, las hídricas que reciben el cargo por confiabilidad tampoco estarían en condiciones de cumplir con la entrega de la energía en firme a la que están obligadas, lo que precipitaría una falla sistémica de enormes proporciones, lo cual se traduciría ineluctablemente en otro apagón. Esto fue lo que quiso impedir el ministro de Minas y Energía, Tomás González, con las medidas que tomó la semana anterior. 
*Exministro de Minas y Energía