Para muchos animalistas pasó desapercibido el debate del nuevo Plan Nacional de Desarrollo que fuera aprobado en el Congreso convirtiéndose en la ley 1955 de 2019, plan que tiene una apuesta histórica en materia de protección y bienestar animal al proponer en su artículo 324 la formulación de la política pública de Protección y Bienestar de Animales Domésticos y Silvestres como una de las prioridades en el cuatrienio del presidente Duque.
El objetivo de esta política pública es la protección de los animales domésticos y silvestres es la erradicación de toda forma de violencia, crueldad, tráfico y comercio ilegal, garantizando un trato armónico y respetuoso entre los animales racionales y los no racionales en todos los escenarios donde sean usados, en otras palabras el Gobierno asume la tarea responsable de revisar el marco normativo existente y proponer nuevos desarrollos para garantizar un trato respetuoso hacia los animales.
Esta política deberá proponer los lineamientos de bienestar animal de los animales de granja, de los que se encuentra en situación de calle, de os maltratados, de los que son objeto de tráfico ilegal, deberá promover la tenencia responsable de animales domésticos, las campañas de esterilización y la creación de Centros Territoriales de bienestar, rehabilitación y asistencia integral de fauna doméstica y silvestre, y deberá formular la sustitución progresiva y definitiva de los vehículos de tracción animal, además de fortalecer la investigación y el procesamiento de los delitos en contra de los seres sintientes.
La visión que se propone es esperanzadora en la medida en que le permitirá al país actualizar la normatividad existente en la materia y proponer nuevos desarrollos especialmente para entrar a regular escenarios donde hoy apuntan las miradas de los animalistas, tales como los métodos de producción en granja donde ciertamente se cometen abusos en contra de vacas, cerdos, pollos, ovejas y demás especies útiles en la alimentación, se trata entonces de buscar un punto de equilibrio entre el beneficio que nos reportan en nuestra dieta y el necesario trato grato y respetuoso que les debemos.
La preocupación por los animales silvestres resulta central en un país que es la segunda potencia mundial en biodiversidad, porque nos permite ser coherentes, nos permite salir de la zona de confort de los anuncios sin contenido en los escenarios nacionales e internacionales y, del abandono al que de manera sistemática las Corporaciones Autónomas Regionales han sometido especialmente a las especies en vías de extinción, poniéndonos en sintonía con las necesidades actuales de protección.
Con esta determinación se robustece el marco jurídico de protección y bienestar animal el cual cuenta con instrumentos valiosos como el marco constitucional ecológico, la Ley 1774 de 2016 y por su puesto una línea jurisprudencial creciente de las altas cortes, en especial de la Corte Constitucional.
La apuesta del Gobierno en cabeza del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible es la de tener formulada dicha política en un término de seis meses, dentro de los cuales deberá presentar el paquete de programas y propuestas normativas que serán desarrolladas durante lo que resta de mandato.