En el afán de debilitar electoralmente a Petro, varios de los candidatos, precandidatos y líderes de opinión han recurrido a una estrategia desesperada, a mi juicio equívoca, porque desdice de los valores democráticos que están en juego. Atacar a Petro por haber pertenecido a un grupo armado ilegal con el cual se hizo un proceso de paz exitoso, solo fortalece su discurso antisistema.
Llamarlo terrorista, secuestrador etc., es derribar simbólicamente la estatua de un "acuerdo de paz" donde el M-19, a diferencia de las Farc, sí cumplió y el Estado también. Equivale a un acto como el que cometieron los indígenas Misak al derribar la estatua de Sebastián de Belalcázar por "genocida" para hacerle un juicio histórico. Generalizaciones que desdicen de nuestros compromisos como nación. ¿Alguien podría poner en duda, por ejemplo, que un dirigente como Antonio Navarro es un demócrata? Se está cometiendo el error de incurrir en las mismas tácticas de quiénes quieren acabar hoy con el sistema, además de dar golpes al aire que podrían resultar inútiles.
¿Quiénes son los estrategas que pretenden debilitar a Petro, paradójicamente, por lo que no fue? Porque según los recuerdos de sus compañeros de armas, Petro fue un personaje anodino en esa guerrilla, con serios problemas de personalidad. Están muy sorprendidos con la recreación fantasiosa que el personaje ha hecho de sí mismo en su biografía. ¿Alguien se ha dado cuenta de que ningún líder importante de lo que fue el M-19 acompaña hoy al candidato de la Colombia Humana? Los medios tan acuciosos les han preguntado ¿por qué?
Ya es hora de que los exdirigentes del M-19 abandonen su silencio, a excepción de Carlos Alonso Lucio quien realizó un juicioso estudio del personaje, basado en "las mentiras" de su libro. Estudio que todos los candidatos deberían conocer, porque lo que está en juego si Petro llega a ser electo Presidente es la subsistencia misma de la democracia. El silencio de los dirigentes del M-19 sería cómplice de una debacle. Les vendría bien un diálogo con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, para despejar sus dudas. Están aún a tiempo.
Asegura Carlos Alonso Lucio: "Toda persona que conozca dos líneas de Historia sabe que la Constitución de 1991 es hija del proceso de paz con el M-19. Por lo tanto, es incomprensible que quienes pretenden ser presidente y jurar cumplir la Constitución, hoy no entiendan que es absurdo vulnerar su legitimidad".
Y no se trata de desconocer que el M-19 cometió crímenes atroces. Sería simplista y pretender tapar el sol con un dedo, pero negoció con los parámetros y el contexto de la época. Retornó y cumplió los acuerdos.
El M-19 no son las Farc y habría que preguntarse si Gustavo Petro encarnó al M-19.
Cuidado con las generalizaciones, señores candidatos. Los exdirigentes del M-19 son los aliados en la defensa institucional. Por favor no cometan el error de graduarlos de enemigos.