En Colombia, la Novena de Aguinaldos es una de las tradiciones más arraigadas y queridas durante la temporada navideña. En este sexto día, los hogares y comunidades se llenan de alegría, espiritualidad y el inconfundible aroma de los platos típicos que acompañan estas celebraciones.
Desde el 16 hasta el 24 de diciembre, se lleva a cabo la Novena de Navidad, siendo un momento ideal para celebrar y esperar el nacimiento de Jesús, con un sexto día lleno de oraciones que mantienen el propósito de preparar el corazón para recibir al Niño Dios.
El día seis de la Novena se caracteriza por ser un momento de unión. Familias, amigos y vecinos se reúnen para compartir reflexiones, villancicos y, en muchos casos, deliciosos postres como buñuelos, natilla y manjar blanco, que son infaltables en esta época.
Las lecturas y oraciones de la novena invitan a reflexionar sobre el valor de la esperanza y la gratitud, virtudes esenciales para el espíritu navideño. Además, los niños suelen tener un papel protagónico, liderando los cánticos de villancicos tradicionales como "Tutaina" o "Los Peces en el Río", que llenan los hogares de alegría y nostalgia.
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En torno a él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado; suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en su pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces el Gloria al Padre).
Consideración sexto día de la Novena
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera, y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto: la orden dada por el emperador Augusto, de que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios.
María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.
No ignora Jesús en qué lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios divinos. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual. Aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle.
Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo. Este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplico que tu misma prepares y dispongas mi alma, y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que guardaste tu, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza nueve veces el Avemaría).
Oración a San José
¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria).
Gozos
Coro:
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas,
Jesús, ven, ven, ven, ven a nuestras almas,
Jesús, ven, ven a nuestras almas,
No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús, ven, ven.
Estrofas:
- ¡Oh sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro,
¡oh Divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!
(Coro)
- Adonai potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos,
¡ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo!
(Coro)
- ¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto,
presentas al orbe tu fragante ramo!
Dulcísimo Niño que has sido llamado
Lirio de los valles, Bella Flor del campo.
(Coro)
- Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas de regio palacio,
¡sácanos, oh Niño, con tu blanca mano
de la cárcel triste que labró el pecado!
(Coro)
- ¡Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.
(Coro)
- Espejo sin mancha, santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano,
borra nuestras culpas, salva al desterrado,
y en forma de Niño da al mísero amparo.
(Coro)
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño,
Niño que apacientas con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso.
(Coro)
- Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo.
Ven hermoso Niño, ven Dios humanado,
luce hermosa estrella, brota flor del campo.
(Coro)
- Ven que ya María previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano.
Ven que ya José con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario.
(Coro)
- Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado,
vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano.
(Coro)
- Ve ante mis ojos de ti enamorados,
bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prostérneme en tierra, con fervor clamando:
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!
(Coro)
Oración al Niño Jesús
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos, por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.
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Villancicos
Estribillo:
Pero mira cómo beben los peces en el río,
pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río por ver a Dios nacer.
Estrofa 1:
La Virgen está lavando y tendiendo en el romero,
los angelitos cantando y el romero floreciendo.
Estribillo:
Pero mira cómo beben los peces en el río,
pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río por ver a Dios nacer.
Estrofa 2:
La Virgen se está peinando entre cortina y cortina,
los cabellos son de oro y el peine de plata fina.
Estribillo:
Pero mira cómo beben los peces en el río,
pero mira cómo beben por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río por ver a Dios nacer.