Cuenta regresiva para 10E | El Nuevo Siglo
/ AFP
Viernes, 20 de Diciembre de 2024

Si bien es cierto que desde el mismo 28 de julio de este año se sabía que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro había incurrido en un fraude electoral a gran escala para tratar de mostrarse ganador de unos comicios presidenciales en donde era innegable que el candidato opositor, Edmundo González, logró las mayorías de forma legítima, a tres semanas de la fecha señalada para la posesión del titular del Palacio de Miraflores todo parece indicar que la tiranía sigue saliéndose con la suya.

Sí, la comunidad internacional ha condenado de forma abierta y directa la trapisonda del chavismo, más aún porque nunca presentó las actas de escrutinio que constataran que había triunfado en las urnas. Por el contrario, simplemente acudió a anuncios del cuestionado y cooptado Consejo Nacional Electoral y, luego, del no menos parcializado Tribunal Supremo de Justicia, para tratar de darle ‘piso de legalidad’ a un resultado claramente espurio.

Por el contrario, las toldas opositoras, con González y la incansable líder María Corina Machado a la cabeza, sí han recorrido la mitad del planeta presentando las actas que evidencian que ganaron, y por mucho, la contienda presidencial. No en vano una cantidad creciente de países ha reconocido al primero como el presidente legítimo de Venezuela y urgido a la dictadura que cese la represión violenta y acepte el dictamen popular, con el fin de que el próximo 10 de enero (10E) Maduro salga del poder.

Precisamente por todo ello es que hoy, salvo por muy pocos y cuestionados gobiernos, la comunidad internacional ha cerrado filas contra el régimen chavista. Sin embargo, esa postura no ha llevado a que este dé muestras de querer ceder a la presión y facilitar la posesión de González, ni mucho menos el inicio de una transición pacífica a la democracia.

La misma oposición ha urgido acciones más concretas y determinantes. Aunque el gobierno saliente de Joe Biden amplió sanciones a más integrantes del círculo inmediato de Maduro, nada que se produce la reinstalación completa de las restricciones a las exportaciones de petróleo, oro y otros productos. La ONU, si bien por intermedio de una misión independiente acusó al régimen de incurrir en delitos de lesa humanidad en la persecución física, judicial y política a los opositores y los sectores que protestan por el fraude electoral, tampoco ha tomado medidas más específicas. De igual manera, la Corte Penal Internacional nada que acelera el proceso contra el jefe del gobierno chavista. A ello hay que sumar que la Unión Europea tampoco ha implementado sanciones más drásticas contra este. Asimismo, aunque en la OEA las condenas a la satrapía no cesan, poco o nada se ha podido avanzar para poner contra la pared a la dictadura. Finalmente, por más que muchos países latinoamericanos le estén tomando distancia al inquilino de Miraflores, lo cierto es que todo se limita a lo político y diplomático, pero no hay una acción puntual que impacte directa y efectivamente al mandato autoritario…

Visto todo lo anterior, las próximas tres semanas serán la última oportunidad para que se presione de forma eficaz al régimen y se evite que Maduro monte una tramoya política para asumir el 10E, perpetuándose en el poder. Ya, de hecho, intimidó con encarcelar a Machado y al propio González, hoy asilado en España, si este decide regresar para reclamar su legítimo derecho a gobernar esa atribulada nación. Otros alfiles chavistas amenazan con propiciar un baño de sangre si la oposición intenta movilizarse para impedir la consolidación del fraude electoral…

Todo lo anterior evidencia la importancia de las próximas tres semanas. Es urgente adoptar medidas más fuertes y definitivas que realmente pongan a tambalear la tiranía. Todas las especulaciones que se hicieron en torno a negociaciones secretas de la saliente administración Biden para permitirle una salida a Maduro con tal de que entregara el poder, no resultaron en nada real. Aunque muchas voces en Venezuela y el exterior confían en que, una vez asuma el reelecto presidente estadounidense Donald Trump, la actitud tibia y contraproducente de la Casa Blanca hacia la dictadura quedará atrás, esto solo ocurriría a partir del 20 de enero. Es decir, cuando Maduro ya estará juramentado y será más difícil debilitarlo y removerlo.

Así las cosas, por más que las festividades navideñas y de cambio de año estén de por medio, es urgente que la antesala del 10E se convierta en un lapso definitivo para presionar al más alto e inédito nivel a Maduro y compañía. La reacción de la comunidad internacional desde el 28 de julio ha sido clara, pero insuficiente. La dictadura así lo entiende y, por lo mismo, no cede ni teme. Por el contrario, su discurso es cada vez más desafiante y la represión criminal se extiende día tras día. Es imperativo actuar ya.