Empezamos la última etapa del año y de manera silenciosa, pero creciente, la inseguridad urbana empieza a abrirse paso como el problema que más está aquejando a los ciudadanos. Esto ha llevado a que ya el 96% de las personas encuestadas por una firma consideren que la inseguridad ha aumentado, percepción que refleja el temor con que a diario hoy se debe enfrentar el ciudadano de este país.
Los relatos inverosímiles de atracos dentro de establecimientos comerciales en los barrios hasta la llegada de bandas completas a restaurantes de las mejores zonas, no son ya hechos aislados, sino el relato diario que parece superar el del día anterior.
Bogotá se constituye en el más visible ejemplo de esta situación. Solo en agosto, la ciudad entregó una cifra de 97 homicidios, cifra que atribuyen en su mayoría las autoridades a un reposicionamiento de las bandas criminales y una lucha de poder entre ellas principalmente. Pero no son situaciones aisladas de violencia entre criminales, el ciudadano de a pie fue víctima del hurto de sus pertenencias mediante la modalidad de atraco de manera preocupante. La cifra de casi 4.500 celulares robados, encabeza los elementos que más hurtan a los ciudadanos y que los sitúan como víctimas en esta ola de inseguridad que aqueja nuestra capital. En un 32,3% se incrementaron los asesinatos por resistirse a entregar sus pertenencias en medio de un atraco. Esto demuestra que la delincuencia está dispuesta a todo.
Si bien Medellín apunta a ser la de mejor comportamiento entre las ciudades principales del país, no deja de preocupar que a la fecha se hayan registrado casi 2.000 casos de hurto hacia el comercio, siendo éste actualmente el mayor hecho de preocupación de la ciudadanía en materia de seguridad en esa ciudad. Igualmente, la sectorización de los hurtos en unas zonas especiales, indican que el sector comercio está en la mira de la delincuencia.
Cali, por su parte, fue esta semana señalada incluso por la alcaldesa López como la ciudad donde se había disparado la delincuencia, poniéndose de presente, incluso, que la tasa de homicidios triplica a la de Bogotá, lo cual nos llevaría a la vieja fórmula de señalar la paja en el ojo ajeno.
Pero realmente lo de Cali hoy debe prender alarmas. Más de 9.000 personas denunciaron hurtos en el primer semestre del año, esto es 240 denuncias por cada 100 mil ciudadanos, cifra muy por encima de Bogotá que registra 128 por el mismo número de habitantes.
Lo cierto es que la inseguridad nos está afectando a todos y en todas las latitudes, por eso corresponde de manera inmediata implementar una política que se enfoque en una serie de bandas organizadas que están cartelizando el hurto en las ciudades. De lo contrario, con una tasa de pobreza del 40%, lo más seguro es que la tierra esté abonada para cosas peores a las que hoy escuchamos y vemos.