El fallecimiento del expresidente Belisario Betancur, que nos toca muy de cerca, el inevitable fenómeno natural de dejar de existir, resalta de manera ostensible que durante decenios fue parte principal de nuestra historia, trabajador incansable, optimista por naturaleza, culto, impuso su estilo sin odios, su obra perdurará, quienes estuvimos en su gobierno destacamos la calidad de demócrata, el deseo de acertar, el propósito de contribuir a la conquista de una sociedad más igualitaria.
No le temía a la muerte, vivió a plenitud, estudió con beca Derecho en la Pontificia Universidad Bolivariana, ejerció la diplomacia, la docencia, el periodismo, dirigió suplementos literarios, fue director de El Siglo, se arriesgó en ediciones Tercer Mundo con Luis Carlos Ibáñez y Fabio Lozano Simonelli a publicar libros de sociología, literatura, política, poesía, asociación quijotesca que produjo resultados culturales, no económicos. Dialogó, utilizó la dialéctica, sobresalió, cautivó, ganó limpiamente la presidencia, gobernó de 1982 a 1986, creó el Grupo de Contadora, Colombia lideró el esfuerzo para la suscripción y desarrollo de los acuerdos de Paz en Centroamérica, contribuyó a la reorganización de la OEA.
Disfrutamos de sus libros, entre otros “El Homo Sapiens se extravió en América Latina,” “El Lenguaje como Expresión del Idioma en la Historia de Antioquia.” Menciono sus cuentos “Agua Linda”, “Media Vuelta a la Derecha” y “El Viajero Sobre la Tierra.” Hizo tantas cosas que muchas no son tan conocidas. Donde era posible patrocinaba tertulias, relacionaba gente, aconsejaba, leía, impulsaba a pintores nuevos, el arte le atraía, recitaba poemas de José Asunción Silva y últimamente se preciaba de manejar bien el internet.
Su alejamiento de la actividad política obedecía a que consideraba cumplida su misión, no quería interferir la acción de sus sucesores. La monja de Fernando Botero está triste -todos lo estamos-, sin embargo, somos conscientes de que culmina con altura el peregrinar por este mundo. Una vez más reiteramos agradecimiento y solidaridad, aprovechamos su tutela.
El presidente Guillermo León Valencia al posesionarlo de ministro, con el libro “Revolución por Consentimiento” en sus manos, le indicó: “Gallardo Amigo: Quiero que en el ministerio haga lo que ha escrito aquí.” No lo defraudó, dialogó con los sindicatos, consiguió consensos, repitió a los empleadores la conveniencia de facilitar una política laboral progresista. Como mandatario le abrió la puerta a un gran acuerdo de paz propuesta que la guerrilla no entendió y desechó con la criminal toma del Palacio de Justicia, criminal embestida contra la sociedad que ha causado tremendo daño.
Leonardo Da Vinci decía: “Así como una jornada bien cumplida produce dulce sueño, una vida bien usada produce dulce muerte”. El tiempo pasa y nosotros también, el mundo sigue girando.