Bajo una sensata pero involuntaria decisión, el presidente Biden se hizo a un lado de su candidatura presidencial. Con 81 años de edad y una carrera política de 55 años, de los cuales tuvo un periodo como concejal del condado de New Castle en Delaware. Por ese estado logró su primera senatoria en 1973, durando seis periodos consecutivos como senador hasta 2009, hasta que alcanza la vicepresidencia de los Estados Unidos nombrado por Barack Obama por dos periodos, para dar el salto a la presidencia cuatro años después derrotando a Donald Trump, quién aspiraba a su reelección.
Total, Biden ha sido un curtido político de carrera, que apegado a las mieles del poder aspiraba a su avanzada edad optar por otro periodo presidencial y así culminar su carrera a los 85 años, pero sus deficiencias de salud mental y física, contra su voluntad lo obligaron a dar un paso al costado, dando vía libre a su vicepresidenta Kamala Harris, una exfiscal y exsenadora por California con alguna experiencia política, hija de padre jamaiquino y madre india, quien se considera orgullosamente ser negra, que de ser elegida presidenta sería la primera mujer y segunda emigrante de color en ocupar la Casa Blanca, tocándole competir con el poderoso representante del típico norteamericano Donald Trump, quien ya fuera presidente.
Será una contienda difícil para la mujer de ser elegida en la Convención Demócrata, quien no se destacó en su vicepresidencia y no muestra resultados objetivos en su gestión, mientras Trump, su contendor republicano exhibe logros económicos, de orden y seguridad nacional de lo que ha adolecido el gobierno Biden-Harris, permitiendo un deterioro en las finanzas, la seguridad, la inmigración ilegal, así como la perdida de liderazgo mundial.
Pero no es seguro todavía la elección de Harris, ya que varios gobernadores y senadores demócratas aspiran a ser nominados y aunque cuenta con la postulación de Biden, también con el silencio de Obama. Pero en últimas será la Convención, que se realizará entre el 19 al 23 de agosto, la que decida.
Pero cualquiera que sea finalmente elegido como candidato del Partido Demócrata, tiene una competencia muy fuerte, puesto que Trump, su contendor, cuenta con una amplia ventaja en las encuestas que lo ubican como ganador, además por tradición democrática en los Estados Unidos, la ley del péndulo juega un verdadero papel de garantía política que permite la estabilidad de ese país.
De todos modos, quien sea electo presidente del país que ha llevado el liderazgo mundial en estos tiempos, tendrá unos retos muy importantes como buscar el fin de la guerra Rusia-Ucrania, ayudar a terminar el conflicto de Gaza, enfrentar los retos a nivel económico, no solamente en Estados Unidos, sino en el mundo bajo el surgimiento de las nuevas modalidades del patrón monetario. Igualmente atender el problema energético mundial, los nuevos modelos laborales surgidos por el avance de la tecnología y la inteligencia artificial, fortalecer el consumo y además el grave problema de la migración ilegal por las fronteras que no solamente afecta a los Estados Unidos sino a países como México, Panamá, Colombia que son corredores obligados para llegar a suelo norteamericano.
En conclusión, no será tarea fácil para quien suceda al actual presidente, a quien los norteamericanos ya le están diciendo: ¡Bye Biden!