CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Marzo de 2013

¿Qué paz queremos?

Sin tomar posición en el debate entre el expresidente Pastrana y el gobierno, el exmandatario tiene razón en un punto: el gobierno no tiene el cómodo Mandato por la Paz que él tenía.

En 1998, la guerrilla era poderosa, se había tomado Mitú, tenía más de 3.000 secuestrados, ya había hecho el canje de Las Delicias y al final del gobierno Samper era evidente que su poderío se había incrementado; tanto Serpa como Pastrana tomaron al bandera de la paz como eje de campaña, y el voto por la paz (con más de 10 millones), mostraba que el país veía con preocupación el proceso y quería el fin del conflicto, más por miedo que por convicción.

Esto llevó no sólo a la elección de Pastrana sino al fallido proceso del Caguán, donde la guerrilla sabía que tenía poder y podía exigir, y logró un halo de popularidad que causó que hasta grandes figuras de Wall Street estuvieran en el proceso. Pero, roto el proceso, el gobierno demostró que tenía la capacidad de vencer o reducir militarmente a las autodenominadas Farc y los 10 años del gobierno Uribe pasaron el ánimo de la población del temor a la euforia de la victoria.

Este cambio en la sensación de la gente -que se ve claramente en el poll de Gallup- de temor a sensación de victoria, es a lo que el expresidente se debe referir: hoy muchas personas no apoyan el proceso de paz porque están en la macabra posición que “estos subversivos deben morir”, debido a la demostración de la capacidad militar y política que se tiene, y obviamente al debilitamiento de la guerrilla. Para la gente el razonamiento es simple: “¿por qué si los podemos vencer vamos a negociar con ellos?, ¡No vamos ceder nada!, ¡Hay que acabarlos!”. Quizá tengan razón. Quizá es posible vencerlos y asumir el costo de unos millares de muertos más y tener un Estado que venció a la insurgencia.

Más también es cierto que el proceso de paz llevará a Colombia a enfrentar sus problemas, y sobre todo a sobreponerse de esta violencia, que según un estudio de Lucía Jaramillo Ayerbe (hoy miembro del equipo negociador), más del 40% de la población ha sido o es víctima del conflicto, lo que implica que al país le llevará mucho tiempo sanar y más aún si sus victimarios han muerto o desaparecido.

Estamos en un momento crucial: debemos decir que paz que queremos: ¿la paz negociada y la paz impuesta?, y de esa manera será nuestro postconflicto. Hoy estamos 50/50, y necesitamos algo contundente para tomar la decisión correcta y esperamos que ese algo sea pronto.

Colombianada: a los colombianos les encanta ver como la selección Colombia de fútbol gana por goleada, sin comprender todo lo que eso significa.