CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 5 de Noviembre de 2011

26 años después

 

SIN  ánimo de caer en señalamientos personales, Bogotá verá las luces de los fuegos artificiales del 31 de diciembre con Petro en Liévano y Plazas Vega en la cárcel. Esta aberrante injusticia resume la institucionalidad colombiana.
Mañana 6 de noviembre hace 26 años el M-19 se tomó el Palacio de Justicia, causando la muerte de magistrados, civiles, militares y guerrilleros.
Esta toma será recordada en el país con dolor y terror, con imágenes de llamas y voces de piedad de los magistrados.
Quizá la seguridad de Palacio falló, quizá el Ejército se equivocó en la recuperación y el manejo de sospechosos, pero la verdad fue la guerrilla la que atacó a una de las instituciones más poderosas del país y no las Fuerzas Armadas. A diferencia del caso de la embajada de República Dominicana, esto sí era territorio nacional y era un ataque directo a las instituciones constitucionales.
Mas, después de 26 años, un miembro del M-19 llega a la Alcaldía de Bogotá, donde mirará el nuevo Palacio de Justicia desde la ventana, mientras el Coronel que defendió a las Cortes está en la cárcel de manera injusta y con presuntas falsas declaraciones.
La búsqueda de la paz, entendida como fin de las guerrillas insurgentes, nos ha puesto en caminos sin sentido. Muchos guerrilleros hoy están libres, bajo indultos y la Justicia sigue en una búsqueda continua de venganza jurídica sobre oficiales que sirvieron al país, porque alguien tiene que pagar por lo que pasó, sin importar quién es el responsable de cada acto de guerra.
Así, nuestra democracia se ufana de tener a un ex guerrillero de alcalde pero calla y esconde a un héroe en una cárcel, porque el mundo de las organizaciones no gubernamentales, los thinktanks liberales y los movimientos socialdemócratas, suponen que las autoridades son excesivas y deben ser castigadas con todo el peso de la ley, pero piden perdón y olvido para aquellos que hacen sangrar al país.
Nuestras instituciones esconden esta vergüenza en fallos nacionales e internacionales que comienzan a caerse a pedazos por pruebas y víctimas falsas, llevando a la Nación a un riesgo jurídico aún mayor.
Bienvenido señor Alcalde, lo apoyamos para que su gobierno sea exitoso y mejore nuestra ciudad, más aún cuando se convierte en el ejemplo del éxito del camino demócrata de la paz, pero no olvide el pasado y la injusticia de la que hoy hace parte de nuestra historia, y con ese manto de memoria lidere las fuerzas del orden contra aquellos que atacan la tranquilidad de nuestra ciudad.
Colombianada. El camino a la paz nos exige muchas cosas; esperemos que esas cosas estén a la altura del reto que les toca.

 

@colombiador