CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Septiembre de 2011

¿Quién se dejará contar?

Parody  y Mockus hablan de alianza; a Luna los liberales le hablan de alianzas y mientras tanto en Antioquia muchas vallas de candidatos tienen la foto de Uribe, lo que muestra una vez más que el pulso electoral de octubre no es más que la cuota inicial del pulso del venidero marzo de 2014.
La U fraccionada por uribistas, santistas y verdes; los conservadores intentando mantenerse en concejos y asambleas mientras soportan las salidas en falso de sus líderes en el Congreso; los liberales acogiéndose a las tesis del Presidente de la Cámara sobre el consumo como mecanismo de equidad social; el Polo atacando a Moreno para intentar desmarcarse de la corrupción; todos luchando por votos y contra su pasado y presente para sobrevivir.
Estas elecciones dejarán ver cómo está el país políticamente hablando: si Uribe aún es elector, si los liberales realmente están renaciendo, cuál es el poder del Santismo, si los verdes sobreviven la implosión causada, si el conservatismo puede conservar algo y si el Polo sobrevivirá a Bogotá.
El 31 de octubre sabremos no sólo cómo queda el mapa político del país, sino qué nivel de poder tiene el actual Mandatario, y esto conlleva una carga de profundidad importante, porque el gran pulso que está en juego no es la Alcaldía de Bogotá, sino la medición de poder electoral entre Santos y Uribe.
Es posible que ambos pierdan Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla en nivel de alcaldes, porque las encuestas favorecen más a Petro, a Gaviria, a Guerrero y a Noguera, dejando ver que las principales ciudades votarán más por líneas independientes que por la tradición política, y no por uribismos o santismos.
Por esto muchos corren a hacer alianzas porque comprendieron que no tienen oportunidades y es mejor decir que se une a uno u otro en vez de dejarse contar. Situaciones como las de Mockus y Peñalosa son particulares en este tema, ya que en sus últimos intentos han salido derrotados.
El electorado, sobre todo en las grandes ciudades, ya no cree en los partidos tradicionales, ni en los grandes caciques, ni menos en endosos de votos, y aquí no hay guerra sucia que valga, ni compra de votos, ni campañas de desprestigio, porque cada día es más libre de elegir y por esto no dará su poder popular a aquellos que se dicen ungidos o herederos, sino a aquellos que les han dicho por qué.
Colombianada. Por más que se diga que Datexco hizo algo mal, el “Opinómetro” seguirá midiendo la opinión y esa casi nunca les conviene a ciertos políticos.