Carlos Alberto Estefan Upegui | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Agosto de 2015

“Sector siempre vio una amenaza en los Tratados”

BALANCE NEGATIVO

La leche y los TLC

EL  sector lácteo siempre vio una amenaza en la firma de los Tratados de Libre Comercio, siendo esta una realidad de la cual trata de sobreponerse con grandes dificultades.
En lo que llevan de firmados, especialmente con Estados Unidos y Europa, el balance es negativo, tanto así que muchos ganaderos podrían abandonar su negocio luego de años de  mejoramiento genético, manejo de praderas,  planes sanitarios y dotación de infraestructura y equipos, entre otros asuntos relacionados.
Su misión era satisfacer la demanda interna pero ahora el reto consiste en disponer de una oferta exportable.
Asimismo, la importación de leche, quesos y derivados dentro del marco de la desgravación arancelaria, atenta contra los ganaderos de nuestro país, en la medida en que la industria al abastecerse de productos foráneos, deja de comprarles a los nacionales como acaba de suceder recientemente. En consecuencia, para competir se necesita reducir costos y lograr una mayor eficiencia.
Pero siendo esta una responsabilidad del productor, la realidad de la cerca para adentro es una, mientras de la cerca para afuera es otra. En la finca se requiere de asistencia técnica e incentivos crediticios, por decir lo menos. Pero en su entorno hay mucho por hacer y es al Estado al que le corresponde. Asunto en el cual el control político ejercido por el Congreso de la Republica ha sido tímido.
Transporte, vías, energía, tanques de enfriamiento, etc., además de las medidas macroeconómicas y tratamientos tributarios preferenciales, como los demás asuntos concernientes al comercio, son fundamentales y es allí donde el ganadero no puede actuar por sí mismo, así posea altos índices de gestión dentro de su unidad productiva.
En ese orden de ideas y según los plazos de desgravación pactados, se creía que la transición de la mano del Conpes Lácteo aprobado en 2010 iba ayudar a sortear la situación, por lo menos para atenuar los efectos de los TLC al mejorar la competitividad de la cadena de valor. No hay tal, la realidad ha sido otra.
Y si bien, la apertura comercial es una política de Estado inspirada supuestamente en el propósito de generar crecimiento y bienestar a nivel macro, hasta ahora para los productores de leche no ha sido así.
Vale reconocer que al productor se le premia con un mejor precio los mayores porcentajes de grasa y proteína, como por la acreditación de sus planes de vacunación contra aftosa, tuberculosis bovina y brucelosis, todo ello acompañado de las denominadas Buenas Prácticas Ganaderas (BPG), pero aún existen vastas zonas del país que están lejos de esa realidad. Problemática a la cual se ha sumado la sobreoferta de leche a nivel internacional a menor precio que el colombiano. Pues mientras la tonelada de leche aquí vale 5.500 dólares en promedio, su valor en el exterior ha llegado a estar por debajo de 1.500 dólares como en el caso de Nueva Zelanda, que por fortuna todavía no exporta a nuestro país, pero con los tratados que están por firmarse no pasarán muchos años para que suceda.
Igualmente, la importación de  lacto-sueros facilita el fraude con productos como si fuesen preparados con leche.
Entre tanto, hay que promover clusters industriales de la producción de leche a nivel local; necesitándose además, ganaderos con  verdadera visión empresarial.