Carlos Alberto Estefan Upegui‪‪‪‪‬‬‬‬ | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Septiembre de 2015

ARROGANCIA DE FUNCIONARIOS

El ping-pong de la CAR
DE  igual forma como se juega el ping-pong, pasándose la pelota de un lugar a otro, supuestamente sucede con los funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca CAR, cuando de resolver problemas planteados por el público se trata.
Por lo menos, así lo afirman muchos de quienes recurren a formular sus quejas o a hacer una consulta; habiéndose convertido este hecho en un padecimiento frecuente y muy generalizado, que ha comenzado a colmar la paciencia de quienes sufren  sus efectos, entre ellos los ganaderos productores de leche y usuarios de los distritos de riego del área de su jurisdicción.
"A nosotros nos corresponde hacer cumplir la ley", dice el funcionario y eso es lo correcto, pero dicha respuesta no lo exonera como servidor público que es, de analizar la situación de manera integral y coadyuvar en su solución.
La arrogancia de cualquier agente de policía de tránsito colombiano y su actitud represiva, intolerante y absolutista, no tiene nada que envidiarle a un funcionario de estos, que muy poco beneficio le proporciona a la  buena imagen de la entidad con su trato antipático y evasivo. El cual, como si fuera poco, agrega lo siguiente: "Y si esas leyes no les sirven, habrá que decírselo a los padres de la patria que son los que las aprueban".
En el Ministerio de Ambiente expresan que "las Corporaciones son Autónomas como su nombre lo indica"; sin embargo, el funcionario de la CAR no tiene ningún inconveniente en refutar ese concepto.
Desafiante con el Congreso y provocador con la máxima jerarquía del Sistema Ambiental al cual pertenece su institución.
Igualmente, a quien solicita una acción específica de parte de la entidad, si no comparte sus opiniones, al parecer se le insinúa mejor ir a la Procuraduría o a la Fiscalía, como fórmula alterna, en una actitud que bien podría ser interpretada como escurridiza y de desentendimiento de su propia responsabilidad, configurándose de hecho, el juego del ping-pong donde aparentemente la "bola" es el usuario,  porque le hacen perder tiempo, dejándose de hacer lo que verdaderamente corresponde.
Está claro que en el sector oficial existen tres clases de empleados que son: quienes mandan; quienes obedecen; y quienes no trabajan ni dejan trabajar.
Para el caso que nos ocupa, esperamos que los primeros tomen atenta nota, como pareciera es la intención al haber convocado recientemente través de Asocar, a las mesas de trabajo sectorial.
No obstante, mientras no haya un cambio de actitud hacia el público y se entienda que este es un servicio que se paga con impuestos, tarifas y sanciones hipotéticamente injustas algunas de ellas, el cliente tiene derecho a exigir; y seguirá pesando sobre  los  hombros de la CAR toda clase de conceptos negativos provenientes de un conglomerado mal atendido que mucho dejan que desear, no solo en Bogotá sino en todo el país donde existen estas Corporaciones y de las cuales más de un vez se ha dicho que lo mejor es acabarlas.
A propósito, en estos días está abierta la convocatoria para la elección del Consejo Directivo y dentro de ella, los representantes del sector privado de que trata el literal e) del artículo 26 de la Ley 99 de 1993. El  plazo para la entrega de postulaciones vence el 4 de octubre de 2015.