Leo con sorpresa la noticia, los agentes de Colombia en La Haya preparan respuestas para ser presentadas ante la Corte Internacional de Justicia en noviembre de este año y febrero del 2019 “por si el nuevo gobierno sigue la misma línea,” para enfrentar las demandas de Nicaragua por incumplimiento de la sentencia proferida en noviembre del 2012 sobre límites marítimos que desconoce el meridiano 82 y de extensión de plataforma continental a más de 200 millas.
Comparto, señor Presidente, la tesis de mantener una política de Estado y coincido con el actual mandatario, Juan Manuel Santos, en que solamente mediante la suscripción de Tratados será factible desenredar el fallo. En cuanto a la plataforma, ese Tribunal carece de competencia para pronunciarse y si lo hace la decisión será inejecutable. No entiendo porque seguimos metidos en un litigio inconducente. Desde hace diez y seis años, en el prólogo al libro “El Ataque de Nicaragua a la Soberanía Colombiana” de Alberto Lozano y Germán Cavelier, publicado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, he sustentado la inaplicabilidad de cualquier providencia, suceso probado y respecto de plataforma continental nada tenemos que discutir.
Usted, en la campaña trató el asunto con sindéresis. Como es época de empalme permítame decirle que continuamos pendientes de la política que se adopte, rememoro lo sucedido desde febrero de 1980 cuando el gobierno sandinista cometió el acto ilícito internacional de declarar “nulo e inválido” el Tratado Esguerra Bárcenas de 1928, vigente e intangible, la misma Corte lo confirmó al reiterar la soberanía de Colombia en el archipiélago de San Andrés y Providencia. La ilicitud no es fuente de derechos y el alto Tribunal ha debido abstenerse de tramitar “solicitudes” en contrario.
Es tiempo de terminar con la diplomacia secreta. Usted, señor presidente, ha estudiado el asunto. El país comprometió el honor nacional en la interpretación del artículo 14 de la Carta constitutiva de la OEA, declarando solemnemente ante la comunidad internacional el 7 de diciembre de 1951 que los Tratados vigentes entre la República de Colombia y otros Estados americanos o no, tan solo podrán ser revisados mediante acuerdo entre partes. En presencia de los requerimientos mencionados, de conformidad con nuestra Constitución corresponde hablar francamente con Nicaragua y los Estados del Caribe, algunos de ellos tienen Convenios de límites marítimos con nuestro país los cuales son intocables.
Al Congreso, en mora de hacerlo, compete debatir el tema, a la Comisión Asesora de relaciones Exteriores opinar, al pueblo participar. Oportuno que los agentes en La Haya rindan el informe de su acción en estrados. Tal vez valgan la pena las consideraciones anteriores.