A las puertas del día universal de Acción de Gracias, nada mejor que rendir tributo a nuestra autoridad superior con versos, loas y laudatorios.
Para conservarnos siempre faustos y servidores de la causa mayor, la poesía pasa a ser el mejor antídoto contra quienes, ahogándose en su propia bilis, pretenden causarte daño.
Remedio contra envites y embatadas, un poema puede ser el bálsamo excitante que invita al regocijo, la trapatiesta, el jolgorio y la pasión sublime.
En pocas palabras, la poesía pasa ser fiel compañera de la memoria, la verdad y la dignidad, así como la mejor herramienta para transformar en práctica cotidiana el mandato bíblico de “vencer al mal...con el bien”.
Por eso, a los textos propios de la ciencia política, la conflictología y las relaciones internacionales, este servidor ha querido sumar ahora una novela (“Volver a Verte”) y un poemario (“Cipselas en el Viento”), ambos con el sello editorial Ibáñez, en su colección Textos Cautivos.
“ ... Me vas a llevar contigo,
poesía,
para que no decaiga,
ni tropiece,
ni se entregue demasiado
pronto
tu voluntad de irte.
...La única verdad perfecta
que yo he conocido
en medio del combate,
en el diluvio,
en los aludes que
arrasaron las conciencias
es la que tú me has enseñado.
...Recuerdo el suave
vaivén de los
buques de guerra,
tu llanto avergonzado
por haber vivido
sin haber querido.
...Y si algún día
a mí también se me acabaran
las palabras
y pronunciarlas ya no pueda
y mi mente, de ellas
para siempre se despida,
dame la voz,
esa voz con la que
tanto me has amado”