¿Qué estaría dispuesto a hacer EE. UU. por nosotros en una eventual necesidad de defensa armada de nuestra democracia? La pregunta puede sonar tan prematura o alarmista como quieran los justificadores agazapados del caos, los defensores de los “derechos humanos de algunos” y de la anarquía, pero es necesario plantearla. Somos de lo poco que le queda al coloso del norte en su patio trasero y estos reacomodamientos del ajedrez de la geopolítica internacional apuntan directo a Colombia en época preelectoral.
No se necesita tener un doctorado en política internacional para ver con claridad que si Putin considera a EE. UU. el “imperio de la mentira”, el líder del complot contra Moscú, el que tiene cercada a Rusia en su territorio, bien valdría la pena hostigar a los americanos en su propio patio trasero. Y ¿cuál es ese patio? Colombia. La estrechísima relación de Rusia con Venezuela, de la cual sólo hemos apreciado hasta ahora el fortalecimiento armamentista del vecino país y el intento de apropiación de sus empresas petroleras por las deudas contraídas, le permitiría a Rusia interferir, desde al lado, nuestras elecciones a través de medios cibernéticos. ¿Acaso no lo hicieron ya en EE. UU.? ¿Van a dejar de hacerlo con un país del tamaño del nuestro?
La coyuntura es ideal: el gobierno del presidente Duque se equivocó en política internacional al apoyar la candidatura de Trump, los demócratas han sido muy amplios en acoger a la izquierda colombiana que ha demonizado y judicializado a todo aquel que cometa la osadía de oponérseles. Petro entender de mil maneras y a través de varios voceros, que sólo reconocerá a la autoridad electoral si lo legitima a él como ganador. Y ¿si no gana? Ya Colombia probó con las marchas violentas y paros armados, primeras líneas y anarquistas que hay organización para incendiar el país, orquestados por el Eln, las disidencias de las Farc, y todos los que decidan operar desde Venezuela, con el beneplácito de un gobierno que nos ha declarado enemigos, como el de Maduro. ¿Se quedará el presidente Biden de brazos cruzados si fracasada la vía de las urnas deciden expropiar esta democracia por la vía armada?
La reciente denuncia del periódico El Colombiano sobre los radares espías, instalados por los rusos en la frontera colombo venezolana deberían tener las alarmas encendidas. Asegura el medio que son como oídos biónicos que pueden captar hasta el sonido de una aguja al caer. Fueron instalados en Zulia, Táchira, Apure y Falcón. Según la fuente de inteligencia citada “estos radares usan tecnología rusa de última generación, que te permite identificar y captar cualquier comunicación y cualquier frecuencia localizada dentro del espectro electromagnético; además te muestra el punto exacto donde se origina la señal”.
Paradójicamente este duro momento de la historia de la humanidad por el que atraviesan Ucrania, Europa y que nos afecta a todos con las transmisiones en vivo y en directo, debería conducir a un respaldo más claro y decidido del gobierno americano en la defensa de nuestros derechos humanos y de nuestros valores democráticos e institucionales.