Hace 8 días titulé esta columna con la pregunta: ¿Colombia cuenta con EE.UU.? Mi pregunta iba dirigida a intentar resolver una hipótesis: ¿qué papel jugaría el coloso del norte ante la eventualidad de una expropiación armada de nuestra democracia? Sentí escalofrío al inferir la respuesta tras leer dos titulares de noticias: "Biden sopesa aliviar las sanciones a Venezuela para aislar a Rusia y aumentar la producción de petróleo" (CNN), "Despliegue militar venezolano en zona de frontera" (La Fm). No es difícil imaginar el contenido confidencial de la conversación Biden-Duque.
Si el mundo no diera tantas vueltas y a tanta velocidad, sería realista el querer unirse a quienes simplemente voltean la espalda y dicen: "apague y vámonos". Es apenas lícito sentir miedo de perder las libertades y la democracia. Otros, los que tienen con qué, ya empacaron maletas, vendieron parte de sus propiedades y no se han ido porque aún les falta vender las que dependen de "la cláusula Petro".
La frase que enseñan en las facultades de relaciones internacionales según la cual los países no tienen amigos sino intereses, bien vale para algunos ricos que van en estampida silenciosa en nuestro país. Se podría decir que "no tienen patria sino intereses". Además, ya no es visible la línea que separaba la política y la economía en caso de guerra. Las sanciones económicas se convirtieron en misiles políticos.
Una de las imágenes simbólicas que más me han impresionado en la invasión a Ucrania, es el tamaño de las maletas de los emigrantes al huir de la muerte. Niños, mujeres y ancianos llevan en una pequeña valija toda una vida. ¡Qué dolor! Ahora comprendo más a mis amigos venezolanos en Colombia. Su verdadero equipaje lo transportan en el alma. ¿Se imaginan por un momento el éxodo? ¿Tener que partir de Colombia si permitimos que nos la arrebaten?
No sé si aún estamos a tiempo de detener lo que se nos viene. Lo repito "si no logran apoderarse del poder en Colombia por la vía de los votos, lo harán por la vía violenta". No solo con el armamento venezolano exhibido en la "operación escudo bolivariano vuelvan caras" (hacia Colombia), sino que están listos todos los que liderarán la guerra irregular desde "las primeras líneas", para decir que les robaron las elecciones. No les quepa duda. En esta durísima época las amenazas dejaron de ser disuasivas. Ya han probado que se puede poner en jaque al mundo occidental y avanzar. ¿Van a renunciar, estando tan cerca, a doblegar la resistencia que hay en Colombia para defender la democracia?
Sólo nos queda ejercer nuestro derecho ciudadano al voto. Las elecciones del próximo domingo podrían convertirse en el muro de contención, en la última tabla de salvación.
Votaré para el Senado por una de las mujeres más coherentes, estudiosas y templadas que haya conocido en mi vida, Paola Holguín. Le sobra coraje para llamar al mal por su nombre, lealtad para ir con los suyos hasta el final y amor por Colombia hasta entregarlo todo para defenderla.