Colombia envejece | El Nuevo Siglo
Viernes, 17 de Enero de 2025

En discrepancia con la marca de Colombia como uno de los países más felices del mundo, que bien depende del visor escogido, las estadísticas dan cuenta de una sociedad cada vez más pegada a la idea de no tener hijos, cuyo reflejo se ve en el menor número de nacimientos en la época reciente.

Tal vez, sin llegar a meditarlo, los potenciales papás de hoy y las nuevas generaciones: Alpha (2010-2024) y la naciente Beta (2025-2039), tendrán que enfrentar el problema del envejecimiento de la población, es decir las consecuencias de contar con una más alta proporción de personas mayores. Hecho que vendrá sujeto a grandes saltos tecnológicos, con nuevos desafíos en la educación, la salud, las pensiones y el mercado laboral. Esto sin pensar en todo aquello que puede representar a la sociedad un entorno sin niños como su renovación, alegría, energía, presente y futuro. 

Curiosamente la pandemia del coronavirus, al menos en Colombia, según los datos de estadísticas vitales del DANE, marca un punto de quiebre. También, claro, tendrá que ver con la mentalidad de quienes están en edad de procrear.  Desde el 2014 hasta el 2019, la caída promedio de nacimientos fue el 1% anual, con menos de 27 mil nacimientos. Para la época de la emergencia sanitaria del covid-19, enero de 2020 a mayo del 2023, los cambios son abruptos. De diciembre a diciembre del 2019 al 2023 fueron 127 mil nacimientos menos.   

El dato es más agudo para este último año. Con cifras a octubre de 2024, son ocho mil nacimientos menos al mes en comparación con el promedio mensual del 2023. Redondeando, se pasó de 515 mil nacimientos en el 2023 a 446 mil en el 2024 proyectado, que representa una caída del 13% frente al 1% que comentamos antes. Si no hay error, por el brinco tan grande, así se entiende la crisis de muchos colegios tradicionales por la caída en las matrículas. Cifras que por demás llevan descontadas la cantidad de abortos, que no se proporciona ni tampoco la de cuánto han bajado los embarazos en niñas adolescentes, calves para un estudio más riguroso.

La gran alerta podría darla el momento en el cual el número de nacimientos sea inferior al de defunciones. En estudio de las Naciones Unidas “El mundo que envejece” se estiman los efectos para una sociedad cuando la proporción de niños o de personas mayores se mueve en la balanza e influye directamente en el destino de los recursos: bien para colegios, el cuidado de niños, vacunación y salud reproductiva o para gastos en sistemas de seguridad social, jubilación y de atención médica para las enfermedades crónicas y degenerativas, economía del cuidado del adulto mayor, entre otros. (Departamento Económico y Social de las Naciones Unidas DAES, 2007).

Un mundo así vendrá con grandes cambios tanto en el entorno como en la interacción y las relaciones en la sociedad, ya en transformación por la influencia de las redes sociales y la comunicación digital. Bueno sería hacerle seguimiento a cómo ha subido la edad mediana en Colombia.

Triste es pensar que uno de los países más apegado a la familia, como país latinoamericano, y destacado, bajo ciertas perspectivas, en indicadores sobre la felicidad de sus gentes, envejezca. Habría que pensar si es lo que queremos y proyectar sus efectos o disponer cómo contrarrestarlo como propósito de Nación. Más allá de la alegría y el empuje de un país, perder en vida nueva trae sus consecuencias.

Vale traer a colación la reflexión, cuya autoría parece ser anónima, para que las nuevas generaciones la piensen: Teníamos “la mesa larga, los abuelos vivos, todos los tíos y los primos juntos, con mamá y papá. Asado y sobre mesa. De chiquitos éramos ricos y no nos dábamos cuenta.”

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com