Con mirada positiva | El Nuevo Siglo
Viernes, 14 de Septiembre de 2018

Qué bien que por los menos en algunos momentos nos sintamos los colombianos unidos plenamente en un mismo sentir, así sea por interpretaciones distintas de los hechos. Al momento de finalizar las varias justas electorales de este año, que apuntan hacia el futuro, vamos coincidiendo en mirada positiva. La representación conquistada en el Parlamento ha dejado esperanza de poder influir  en el bien de Colombia desde los diversos sectores de opinión; haber definido claramente el nuevo horizonte al tener en el Ejecutivo quienes busquen la unidad, es algo que propicia un común optimismo; el haber mostrado voluntad de combatir la corrupción tanto en quienes votaron en la Consulta (31%) como en los que no la votaron (69%), pues nadie está en favor de ella, así en cuanto a camino de lograrla haya diferencias, es hecho esperanzador.

Desafortunadamente, en nuestra Colombia, hay crónica actitud de buscar lo que desune, con oposición cerrada a los antagónicos, tengan la razón o no, en lugar de organizar proyectos comunes con verdadera y ponderada respuesta a las distintas necesidades del país. Alguien ha expresado, gráficamente, que si un alemán quiere ir hacia arriba sus connacionales le ayudan, si es francés el que quiere ir adelante sus compatriotas lo dejan solo en su esfuerzo, si es colombiano los demás hacen lo posible para que no triunfe.

Pero, al estar ahora en Colombia con sincronizada alegría y optimismo, aunque por distintas líneas de motivación, es preciso aprovechar este común sentir y anhelo, y no estar en búsqueda de errores o fallas del adversario político, para, sobre críticas, tratar de sobresalir e imponer lo contrario, en vez de tratar de complementar proyectos para impulso del bien común y no hundirse en caprichosa rebatiña, queriendo un egoísta triunfo. Es el bien de la Patria, y no el de un grupo o bancada en el que hay que buscar.

En relación con el nuevo Gobierno, son muchos los aspectos en los que tiene que dar tizonazos con proyectos propios y oyendo a los diversos sectores de la opinión pública, y, con el mayor consenso posible, echar adelante con mirada positiva. En el caso concreto de la urgente lucha contra la corrupción debe sentir el Presidente el querer general de los colombianos, votantes o no sobre una reducidas propuestas, habiendo quedado él y el Congreso, y no los grupos que portaron esa bandera, con libertad de acoger o no las propuestas de la Consulta que no fue aprobada, pero aprovechando parte de ellas y agregando otras importantes como la mayor educación ciudadana sobre la honestidad, con claras sanciones no solo a congresistas sino a todo servidor del Estado, extensiva a educadores, dirigentes naturales de las comunidades, inclusive padres de familia, que induzcan a súbditos o conciudadanos a procederes corruptos. Con una tarea, así adelantada, no con imposición sino en amplio dialogo, estaremos dando una verdadera y rotunda negativa a la corrupción.  

En un país de grandes mayorías, que “comprende las palabras del que murió en la Cruz”, sin avergonzarnos de ello, sino tenerlo en alto para el bien general, no dejándonos polarizar sino construyendo honestamente con limpia mirada positiva, le daremos a Colombia el futuro que se merece. 

 

 

 

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com