Con sorprendente esplendor (I) | El Nuevo Siglo
Jueves, 22 de Agosto de 2024

Bajo el pensar y sentir patrio a que nos llevan estas fechas de julio y agosto, que retornan cada año más perceptibles cuando se han superado las 9 décadas de años, van estas líneas del 2024. Con acento más vibrante en claridad, y más deslumbrantes, resuenan en cuanto oí repetir desde mis primeros años, con fervor patrio: ¡Si perdéis estos momentos de efervescencia y calor!, de un José Acevedo y Gómez, en el trascendental atardecer de ese 20 de julio de 1810.

Uno a uno retorna a la mente los personajes y actuaciones desde ese memorable día, hasta la culminación de odisea gloriosa el 07 de agosto de 1819, en esa epopeya en la que día a día “soldados sin coraza ganaron la victoria”, pues, “su varonil aliento de escudo les sirvió”. Claro está que ese vivo recuerdo ha de llevar a hacer vida en asumido compromiso de aprovechar esos testimonios, aportando cada cual lo más y mejor para la Patria.

No es “patrioterismo” epidérmico, sino algo que una reflexión serena y pausada nos lleva a sentir, cuando van apareciendo figuras de regia contextura como el quiteño Antonio Villavicencio, quien llega a Santafé como Comisario Regio en ambiente favorable a los criollos. Esto motivo, que el español José González Llorente, recibiera con rechazo la solicitud de un florero para adornar almuerzo de recepción. Situación que suscita enfrentamiento violento con Francisco Morales y su hijo Antonio, incidente que saltó como chispa efervescente de sorprendente esplendor la subsiguiente jornada revolucionaria.

El ambiente estaba preparado. Nos dice un historiador: “El tumulto crecía por momentos: tiendas y casas de españoles les fueron apedreadas. Las campanas tocaban a vuelo sin interrupción, y en la plaza miles de personas gritaban: “¡queremos Cabildo abierto!”. Se reclamaba constitución de “Junta Suprema”.  Ante dudas del oidor Jurado sobre esa medida, Miguel Pombo le real huía: “los pueblos son eternos”. Viene, entonces, la proclama, de Acevedo, y la voz unida del pueblo que responde: “¡exigimos Junta!”, y se va designando la reclamada Junta al estilo de las de España.

El Virrey Amar y Borbón reconocía la Junta se firmaba el Acta del Cabildo se conducía a libertad al Canónigo Andrés Rosillo, sacado de la cárcel en donde lo tenía el Gobierno Virreinal por sus ideas de libertad. Se toma juramento, ante Dios, sobre los Evangelios, a todos los Vocales.

En los días siguientes continuó el pueblo acudiendo a la Plaza para expresar sus deseos, fueron apresados varios Oidores enemigos de los criollos. El Virrey y la esposa fueron a la cárcel para evitar atropellos, y enviados, a Cartagena y a España. De gran importancia en la Convocatoria al pueblo en los barrios fue la agitación propiciada por el líder José María Carbonell, parte de esplendor de esta página histórica al lado de Camilo Torres y Antonio Nariño. 

Surgió un “Primer Congreso”, organizado por la Junta Suprema que fue definiendo cómo serían las diversas ramas de la administración, y empeño de redactar Constitución, que se reúne el 22 de diciembre, con Convocatoria a las Provincias de Nueva Granada, pero solo algunas enviaron delegados, con la cual las decisiones fueron limitadas en diversas provincias como Pamplona, Cartagena y Neiva (en Yaguará) hubo pronunciamientos de libertad absoluta (Continuará).

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com