Pasamos por una semana de aturdimiento ante la cascada de acontecimientos acumulados quizás por un Covid-19 revuelto con desaciertos gubernamentales, desconcierto político, paz amenazada, corrupción desenfrenada y desórdenes emocionales que nos han cambiado el camino.
Todo empezó el mes de nuestra independencia, con masacres y desplazamientos que, como relámpagos, nos regresaron a la Colombia preacuerdos de paz. Las violaciones de una niña indígena habían marcado al ejército. Quienes quieren volver trizas la paz, acarician su objetivo antes de que Duque cumpla 2 años.
Colombia esperaba un 20 de julio con certeros anuncios del Presidente, ante un Congreso cuya virtualidad nos aleja, a saltos de canguro, de la democracia que entregamos en el 2018. Equivocado o confuso, producto del exceso de televisión -ya sin rating- el Presidente Duque virtualmente se despachó por más de 40 minutos, con anuncios que pocos entendieron. Billones de pesos, millares de obras, planes de recuperación y fantasías de progreso, para crear un simple millón de empleos a un país que necesita colocar a 7 millones de cesantes. Agregó una limosna de 160.000 pesos mensuales para los más pobres.
De fortalecer la agroindustria con tecnología para garantizar la seguridad alimentaria, como lo planifica Hernando Pedraza, Secretario de la Comunidad Andina, ni una palabra. Por ahí, tocó una vez la paz, a la que le colocó como remoquete: “con legalidad”. Eludió el fatídico día sin IVA y los asesinatos de líderes y afros.
La confusión del Jefe de Estado lo hizo olvidar que debía instalar el Congreso. Tuvo que regresar y hacerlo, ante la perplejidad del presidente de la virtual congregación. La oposición hizo sus observaciones a través de la senadora Avella, quien fue fastidiada por Duque con patronímico de “vieja”, según grabación de la Vicepresidenta.
La sesión del Congreso continuó eligiendo presidente a un cuestionado, pero acaudalado barranquillero y a la viuda de “tirofijo”, para la segunda vicepresidenta. Esta audacia ocasionó visible división entre el expresidente Uribe y sus muchachos.
Y son muchas las confusiones y equivocaciones por estos días: cayó un helicóptero, tembló la tierra en 8 departamentos, nuevamente Duque atacó a la Jep, los gringos le prohibieron fumigar con glifosato y usar sus fondos para las chuzar personajes. Difícilmente puede un buen gobernante conservar la calma con la cantidad de hechos registrados en una semana, y el tropel de equivocados asesores que lo rodean.
BANCO: La oferta impositiva de la Andi para la recuperación.
NEGRO: Nadie entiende la prohibición de los autocines. Nos agita la pandemia.