Consciencia de conexión (4) | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Julio de 2021

¿Para qué nos sirve recuperar y aumentar la consciencia de conexión con Dios?  Para que en la vida cotidiana podamos tramitar más rápida y fácilmente emociones como la ira, el dolor y el miedo.

La espiritualidad no es un asunto abstracto, algo que ocurre por allá arriba lejos de nosotros. No, por el contrario, es un tema de cada segundo de la existencia, pues ante todo somos almas encarnadas, que atravesamos experiencias temporales en estas tercera y cuarta dimensiones que vivimos. Nuestro destino real está más allá de lo que experimentamos en este paso efímero de algunos años. Es en la realidad de la escasez, la enfermedad, el duelo y la muerte que podemos constatar qué tan conscientes estamos de la conexión con la Fuente. Agradecer cuando todo fluye de maravilla, de acuerdo con nuestros deseos, es relativamente sencillo. ¿Qué tanto confiamos en verdad cuando lo que sucede no es como anhelamos, cuando por más oración que hacemos vivimos situaciones que no nos gustan?

Como la consciencia de conexión es una vivencia y no una teoría, cuando nos quedamos anclados en la angustia, la desesperanza, la apatía, la irritación o los celos -por mencionar solamente algunas emociones que nos alejan de la alta vibración del amor- es que se nos olvidó que estamos conectados con la Fuente Suprema y nos dejamos arrastrar por las corrientes de la incertidumbre y el caos.  Entramos en una espiral descendente, que paulatinamente nos impide experimentar la conexión. Es como si pronunciásemos permanentemente la equivocada traducción desde el arameo de la frase de Jesús Eli, Eli, lama sabachtani, que está lejos de significar un abandono de Dios.  ¡La Divinidad nunca nos abandona, siempre estamos en conexión con ella!  Somos nosotros quienes experimentamos esa aparente desconexión, que se puede acentuar cuando las cosas no son como queremos.

A medida que recuperamos esa consciencia de estar conectados con Dios -todo el tiempo, pase lo que pase- podemos dejar pasar las emociones de frecuencia baja para sumergirnos en la confianza, la esperanza, la alegría, la felicidad y finalmente llegar al gozo profundo que nos narran los místicos. No se trata de evadir el miedo, el dolor o la ira, sino de dejarlos pasar. La grandeza de Dios no está en que se cumpla siempre nuestra voluntad. Su esplendor (Zohar) va mucho más allá: solo lo comprendemos en la medida en que ampliamos la consciencia y seguimos una ruta evolutiva que está amorosamente trazada para que avancemos en ella.

Recuperar la consciencia de la conexión nos permite la tranquilidad diaria, incluso cuando hay enfermedad y muerte. Esa consciencia nos da la posibilidad de abrazar la vida con todo lo que trae, tal como es.

IG: edoxvargas