No podemos ser tan desagradecidos con el ISS (1946 - 2012) nacido en la presidencia de Alberto Lleras Camargo y muerto en la de Juan Manuel Santos, por afortunada gestión previa de Álvaro Uribe quien, a su vez, había sido ponente de la Ley 100 de 1993, en tiempos de César Gaviria, la misma que logró desenredar a ese paciente terminal que asumía, en medio de su ineficiencia, politiquería, burocracia, corrupción y doce sindicatos, la prestación de servicios de pensiones, salud y riesgos profesionales; la Ley 100, que tanto desvela a la ministra Corcho (no por mala, sino por tener el sello Uribe incrustado en la botella) también añadió los servicios complementarios y gracias a sus EPS e IPS logró llegar a un cubrimiento de casi el 100 % del total de la población, mientras el ISS a duras penas pudo afiliar al 27% de la población ocupada.
Antes de que se lo robaran del todo, el ISS alcanzó a atender y a dar “muerte lenta asistida” a sus pacientes; la atención era lenta, se daba fecha para “dentro de cinco meses”, si era que alcanzaban a llegar con vida a la cita; aunque esa era la regla, tenía su excepción, que la confirma, en cabeza de nuestro simpático colaborador de almacenes textileros familiares, Alberto Moreno, quien era un paciente privilegiado: cada que lo atendían le programaban cirugía de cualquier cosa y su cuerpo entero -no obstante su breve estatura- parecía un “nazarenito”, lleno de heridas quirúrgicas de cabeza a los pies y cuando se demoraban en programarlo, nervioso, se paseaba las noches fumando bajo la cama, para que no lo vieran en su casa.
Un buen día llegó al trabajo visiblemente demacrado y mi hermano -un comediante de “Antoniología”- dio en preguntarle: “Albertus, por qué vienes tan cariacontecido”, y el hombre le respondió: “es que estuve en misa y el padre dijo que era mejor estar confesados, porque se estaban muriendo personas que no se habían muerto antes”, frente a lo cual su contertulio repuso: ¡eh, no crea, los padres no saben de esa vaina, eso que lo digan los médicos!; y poco tiempo después se percató de una curiosa llamada que le hicieron al eterno colaborador de parte del Seguro Social y al final, luego de la breve conversación, “Albertus” le contó que le estaban haciendo seguimiento porque registraba novedad de inactividad, pues llevaba tres meses sin acudir al Seguro a urgencias y sin siquiera solicitar una cita médica, y pensaban que su reino ya no era de este mundo.
Es decir, no todo era negligencia en torno del finado, pero enhorabuena lo cremaron y de sus cenizas surgieron: EPS, IPS, ARL, Colpensiones (régimen de prima media), y el régimen de ahorro individual, que tanta urticaria le produce a la ministra Corcho y demás camaradas de gabinete y parlamentarios -algunos enmermelados- de este insufrible gobierno del cambio.
Post-it. Quedo más confundido con la entrevista de Tola y Maruja a la ministra, quien les adelantó: “los pobres que no tengan p´a pagar la cuenta del hospital pueden pagar con un órgano y si alguno se muere sin pagar, las EPS contarán con un departamento de cartera post mortem con espiritistas p´a invocar al difunto deudor, y si no paga, le embargan las cenizas”.