De la violencia en Colombia | El Nuevo Siglo
Lunes, 20 de Enero de 2025

Por esta época del siglo pasado se popularizó la novela La Vorágine que comenzaba “Antes que me hubiera enamorado de mujer alguna jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia” adagio que sigue siendo el sino del país.

Muchos años después volvimos a sufrir una etapa que tiene por nombre simplemente “La violencia” que causó la muerte de unos doscientos mil colombianos.

Se creía que se trataba de una malquerencia ideológica entre dos partidos históricos y que la solución estaba en lograr un acuerdo entre ellos.

 Y luego de un golpe militar y en un acto ajeno a una larga tradición civilista nacional, se impuso un gobierno castrense de mano blanda que al cabo de cuatro años entregó el poder a los civiles. Y se logró ese acuerdo entre los dos partidos. Consistió en la alternación del gobierno entre esas dos facciones, excluyendo terceros, durante 16 años.

Esta aparente solución generó que ciertos excluidos forjaran tres guerrillas justo en la mitad del transcurso del acuerdo, cuando el gobierno hablaba del reparto “milimétrico” de los empleos públicos entre las dos facciones del acuerdo llamado “Frente Nacional”, excluyendo a quien no perteneciera a uno de los dos partidos beneficiados. Así entonces surgieron, las desaparecidas Farc y Epl, y el Eln (que aún nos agobia) mientras el gobierno de Guillermo Valencia, muy orondo, declaraba que había entregado a un país en paz.

Se revisó el diagnóstico, pero no se halló una solución. A pesar de la extensa bibliografía internacional y propia, no se logró dar siquiera con otro ejemplo hemisférico ni mundial reciente, de un conflicto tan prolongado y de tal intensidad. Anotaban sí que entre 1985 y el presente 2025, habían perdido la vida por el conflicto armado cerca de medio millón de colombianos.

Por supuesto, las cifras sobre una tragedia son siempre frías y por ende incompletas.

Sigue la historia, los partidos tradicionales tendieron a debilitarse y surgieron múltiples facciones y bandos. Ahora llegó dentro del juego democrático una coalición de izquierda al gobierno, pero la violencia continúa. El Eln ha tomado protagonismo, lo sostiene el consumo compulsivo de estupefacientes de los países más ricos de Occidente.

Pero la duda es el por qué ese fenómeno violento se perpetúa.

Se intenta dar respuestas de economía al asunto, pero eso es tomar la parte por el todo.

Países como Haití, en donde la pobreza es mayor, no tiene ese fenómeno tan prolongado y agudo. Sin negar por eso que el factor económico es una estructura determinante de esa misma violencia, hay algo más que sigue escapándose. Ese algo quizás podría explicar al novelista J.E. Rivera y a Colombia, el por qué, antes que se hubiese enamorado de mujer alguna, “jugó su corazón al azar y se lo ganó la violencia”.