Derecho a regresar al bosque | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Febrero de 2020

El pasado 22 de enero la Corte Constitucional, en Sala Plena, decidió clausurar de momento la discusión sobre la necesidad de reconocer derechos a los animales en el sistema jurídico colombiano, un debate que pudimos dar gracias a la situación particular del oso Cucho y que nos permitió soñar con un país más justo incluso con aquellos que no tienen voz ante las autoridades humanas. Según declaraciones de Gloría Ortiz, Presidenta del alto tribunal, no es posible predicar conciencia de libertad en los animales, por tanto, no es posible declararlos titulares de ese preciado derecho, tampoco de otros inherentes a su naturaleza. Son objetos de protección constitucional.

Hoy no conocemos el comunicado de prensa que se acostumbra en la metodología del máximo órgano de cierre de la jurisdicción constitucional, la Sentencia la conoceremos tal vez en un par de meses, los salvamentos y aclaraciones de voto, esto sí en favor de reconocerle el derecho a la libertad a los animales nos llenan de esperanza, constituyéndose en un gran activo de la reserva moral que hoy exige un mundo libre de crueldad y malos tratos para estos históricos compañeros de viaje de la humanidad que decidió tratarlos sin compasión en algún momento, tal vez al amparo de la soberbia de no necesitarlos más en su definición como especie.

La conquista de los derechos de los animales no dista mucho de la ruta que la humanidad siguió para lograr un trato digno, a pesar de las diferencias, en muchos escenarios donde la diversidad es la nota dominante, no está lejano el tiempo en que ser diferente entre la especie humana era sinónimo de malos tratos y exclusión, pensar diferente era la boleta para la marginación del grupo mayoritario.

De igual forma, la libertad era un lujo de muy pocos hasta no hace mucho, de tener un color de piel diferente dependió por muchísimos siglos ser considerado persona o tratado como cosa, parir los hijos de esta humanidad hasta hace muy poco no garantizaba que a las mujeres se les respetara en la dimensión que occidente hoy lo hace. Así podríamos hacer tantas referencias a cuantos derechos hoy damos por sentados, se nos olvida que debimos escribirlos en constituciones para poderlos exigir porque aunque por naturaleza nos pertenecen siempre hay quien quiera desconocerlos para tratarnos de manera indigna.

Nuestro cliente Remedios ahora toma la posta en esta carrera hacia la libertad ante la Corte Constitucional. El pasado 13 de enero solicitamos que sea revisada la tutela mediante la cual no se permitió el uso del habeas corpus en su favor, contrario a Chucho. Remedios es un osezno de algo más de dos años, nació en libertad en el municipio antioqueño que lleva su nombre, un evento desafortunado lo puso en manos humanas y la autoridades de Corantioquia no lo quieren rehabilitar a pesar de las inmensas posibilidades de reintegrarlo a su hábitat, vale más la riqueza del dinero que la riqueza que genera su vida en libertad. Hoy vive confinado en una celda de no más de sesenta metros cuadrados en el Zoológico Santa Fe en Medellín y espera que la Corte le reconozca el derecho a volver a su bosque.

@ludogomezm, luisdomingosim@gmail.com