Mientras el país sufre la pandemia y su aislamiento obligatorio, los negocios cerrados, los empresarios asfixiados y cuando todos nos encontramos en una encrucijada difícil e incierta, los servicios públicos descaradamente muestran su “solidaridad” aumentando el valor de los recibos de energía, agua, recolección y gas natural.
La gente está indignada, mas aún aterrada, pues los anuncios del Gobierno sobre el congelamiento del pago de servicios no quedó sino en palabras, pues la realidad es otra, cobrar más y abusar indolentemente de la situación para agarrar más dinero.
El Gobierno nacional, ni el distrital y los gobiernos municipales se pronuncian, igual los entes de control, mientras tanto el ciudadano debe pagar su factura por temor a que le corten el servicio donde está pasando las 24 horas con su familia, pues si bien lo dijo el Gobierno a voces abiertas, que no habrá suspensión, la gente no cree que las empresas cumplan la promesa del Presidente.
Ahora bien de otro lado el “descaro solidario” es indignante, pues increíblemente todas las empresas publicas del país, como un cartel se han puesto de acuerdo para incrementar facturación, si lo que deberían hacer es justamente todo lo contrario, favorecer a la ciudadanía haciendo un descuento, ya que indudablemente el consumo en hogares es mayor, pues toda una familia encerrada las 24 horas consume mas energía, agua y gas, pero dicha situación no es voluntaria, ha sido obligada por el gobierno para proteger la salud de los colombianos y desde luego los niños y jóvenes estudiantes pasan gran parte del día conectados al computador para sus clases virtuales, la cocina funciona mas, sea eléctrica o a gas, el lavado de ropa, del cuerpo y de manos, la utilización del sanitario consumen mas agua, los adultos ven mas televisión y pasan mas horas en la habitación, en fin, se entiende que el consumo aumenta, pero igual estas empresas deben comprometerse con la situación del país.
Hay algo mas incomprensible y son muchos negocios de comida y de diversión que están totalmente cerrados hace mas de un mes, los recibos les están llegando con dos o tres veces el valor, sin que esta situación sea entendida por los propietarios de dichos negocios.
Es obligación del Gobierno nacional, distrital, departamentales y municipales poner fin a esta descarada solidaridad justamente cuando la gente mas lo necesita.