La próxima semana estaremos festejando un aniversario más del inicio del pontificado del papa Francisco en 2013, arranca su año doce y, para celebrarlo, acaba de presentar un nuevo libro bajo el título “Te deseo la felicidad” y, el subtítulo “Para que tengas una vida plena”. En ocho capítulos y una introducción, Francisco recomienda ser felices como Dios quiere, agregando quince pasos para la felicidad, ocho descripciones sobre felicidad y, recomendando algunos libros y películas sobre el tema.
Cada uno de los títulos, tienen como fuentes de contenido sus intervenciones en el Ángelus, en el Regina Coeli, en audiencias generales, en mensajes, en discursos, en homilías, en encuentros, en exhortaciones apostólicas, en diálogos, en encíclicas, en meditaciones matutinas, en cartas apostólicas, en audiencias jubilares, en bulas, en jornadas o en videomensajes.
Lógicamente, la felicidad que propone Francisco es la que se encuentra permanentemente y de manera eterna al seguir a Dios y, para llegar a ella nos invita a seguir las bienaventuranzas como sendero que corre hacia la alegría, buscando que salgamos de nuestra zona de confort y de miedos, a no ser “quietistas” e ir a contracorriente para soñar en grande, caminar en comunidad y vivir plenamente aprendiendo de nuestros errores y fracasos.
Simbólicamente, contando el episodio de las bodas de Caná, Francisco dice que Dios quiere lo mejor para nosotros: nos quiere felices. Un libro como estos, muchas veces editados por los “coach de felicidad”, están llenos de fórmulas para ser felices, pero vacíos del mensaje de la oración, frente a la cual, Dios no nos pone límites y no nos pide nada a cambio.
Por eso, Francisco dice que los cristianos somos más de primavera que de otoño y que, al contrario, estamos llenos de esperanza, desarrollando esos quince pasos para la felicidad, que son: Lee dentro de ti; Recuerda que eres único/a; ¡Deja salir tu belleza!; Aprende a reírte de ti mismo; Se una persona de sanas inquietudes; Aprende a perdonar; Aprende a leer la tristeza; Sueña en grande; No prestes atención a los vendedores de humo; Sé revolucionario, ve contracorriente; Arriésgate, a costa de equivocarte; Camina con los demás; Vive la gratitud; Mira más allá de la oscuridad y, Recuerda que estás destinado a lo mejor.
Los otros ocho capítulos, combinados con textos sagrados, pasajes de novelas y de poesía, están plenamente dedicados a una felicidad total, una felicidad que es un don que recibimos de Dios; que se regala; que es un camino; que no es ir tirando; que es soñar con cosas reales; que es revolucionaria; que es amor concreto y, que es el céntuplo en esta vida.
Sorprenden los bellos pasajes de diferentes autores incluidos por Francisco en su obra: Dante, Höldering, Benson, San Agustín, Gabriel Axel, Francisco Luis Bernárdez, Roberto Rossellini, Dostoievski, Boris Pasternak, San Ignacio de Loyola, Virgilio, San Juan de la Cruz, Federico Fellini, Tomás de Kempis, John Donne, Manley Hopkins, Pedro Fabro, Borges, Benedetti, Alessandro Manzoni, Chesterton, Octavio Paz, Novalis, San Francisco de Asís, Ethel Mannin y, el más citado, Tolkien, acerca de los días de lucha contra la oscuridad que hay en nuestro interior.