Día de la Alimentación | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Octubre de 2018

 

 A propósito del Día Mundial de la Alimentación, el pasado 16 de octubre, vale la pena recordar cómo la ONU en su Informe Anual del 2016 había manifestado que 815 millones de personas padecían hambre en ese año, luego de incrementarse en treinta y ocho millones más que en 2015, con una incidencia muy severa en niños menores de cinco años.

Luego supimos que  la (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS),  se habían sumado a este llamado, indicando que América Latina y el Caribe cada vez están más lejos de la posibilidad de erradicar el hambre en 2030, al saberse que "en 2016 alrededor de 42,5 millones de personas no contaron con la cantidad suficiente de alimentos para cubrir sus necesidades calóricas diarias, lo cual representa un aumento de 2,4 millones de personas, un 6% más de la población subalimentada en comparación con el año anterior".

Sea como sea, expresó la FAO,  "vamos por mal camino, haciéndose necesario asegurar el acceso a una alimentación con el pleno lleno de los requisitos nutricionales y abordar los principales factores sociales que determinan la malnutrición."

Ya va a finalizar el 21018,  y  si bien, es esa una  advertencia de tales organismos, poco se conoce sobre su aporte efectivo para ayudar a conjurar la crisis; es decir, más allá de revistas, boletines y reuniones protocolarias.

Comencemos por Colombia. 

Sabemos que la FAO tiene oficina en Bogotá conformada por técnicos de muy alto nivel, entre ellos profesionales de otros países traídos supuestamente para transmitirnos sus conocimientos y experiencias de distintos lugares del mundo.

¿Pero cuál es el balance de sus emprendimientos frente a esta  realidad? ¿Qué han hecho de la mano de los Ministerios de Agricultura, Salud y de los gremios de la producción?

No ha habido la debida atención de su parte, por citar un ejemplo, en temas como el incremento al consumo per cápita de  leche, hoy día situado aún por debajo de los índices recomendados de 170 litros persona año, siendo este de140 litros promedio y de apenas 35 litros en los estratos inferiores, a pesar de ser fundamental en la dieta diaria.

Lo decimos porque además de sus bondades en calcio y vitaminas, un vaso de leche de vaca aporta entre 7 y 8g de proteína, con la evidencia científica demostrada y ampliamente beneficiosa en el crecimiento de niños y adolescentes y en la ración de los adultos. Detalles que la FAO conoce muy bien.

Prioritaria es una campaña de incremento al consumo, con la pedagogía requerida, la cual con gran esfuerzo se ha comenzado a través de los medios de comunicación por parte de la industria, y en la que se destacan las bondades nutricionales de la leche; lo cual necesita de su apoyo.

Así mismo, sobre la gran responsabilidad social que encaran quienes buscando enriquecerse, expenden leches "trabajadas" o mezclas que no son leche, o de aparentes sustitutos, sin importarles su impacto negativo especialmente en la salud de los niños, haciéndoles creer que esas falsas leches reemplazan las bondades de la verdadera leche de vaca con todos sus componentes y digestibilidad adecuada.

De otro lado, su gestión ante las instancias internacionales para conseguir Cooperación económica y canalizarla a través de las asociaciones gremiales de productores, tampoco se ha hecho, siendo que  facilitaría la implementación de un trabajo conjunto que responda a la gran preocupación de erradicar el hambre en 2030.