DIANA SOFÍA GIRALDO | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Septiembre de 2014

Su dignificación es ahora

 

“Derecho a la verdad es de todos los colombianos”

 

El respeto a las víctimas tiene que demostrarse ya, pues los comportamientos de hoy les dirán a ellas y al país como será  el porvenir inmediato.

¿Que las víctimas están en el centro del proceso de paz? Sí, pero cuando habla una víctima de las Farc le llueve todo tipo de epítetos: “enemiga de la paz”, “politizada”, “polarizada”

¿Que los derechos a la verdad,  la justicia y la reparación “no son negociables? Pero cuando se trata de víctimas de las Farc, la verdad toma peligrosas formas. Para la muestra tres botones:

1- La versión denigrante sobre el secuestro y cautiverio de Clara Rojas, publicada en la página de las FARC no sólo pone en duda su condición de víctima sino que resulta  ofensiva y humillante.  La revictimiza a ella y a su pequeño hijo Emmanuel. ¿Este es el respeto al sagrado derecho a la verdad? ¿Así se escribirá la historia de su victimización?

2- En las mismas páginas del grupo guerrillero, al general Mendieta no sólo le desconocen casi 12 años de secuestro con cadenas al cuello y encierro en jaulas como en campos de concentración,  sino que lo reducen a “prisionero de guerra”  con calificativos humillantes. ¿Esa es la verdad, con la que van a honrar los compromisos adquiridos frente al proceso de paz?

3- Es un secreto a voces que tampoco van a llevar a La Habana a parlamentarios víctimas. ¿Aceptarán ellos también el veto?

 

Se equivocaron quienes planearon el “uso de las víctimas”.  La verdad se asoma por todos los resquicios y los estrategas  ven como, poco a poco, su “prodigiosa” metodología de selección de víctimas, diseñada a la medida de las pequeñísimas dosis de verdad que las Farc están dispuestas a aceptar, empieza a ser evidente a los ojos de los espectadores nacionales e internacionales. Se tuvieron tanta confianza que se pasaron de faena.

¿Qué ha sucedido en La Habana durante los encuentros sin reflectores, entre víctimas y victimarios? Es indudable que los procesos individuales de sanación pasan obligatoriamente por la catarsis, por la necesidad de la víctima de expresar públicamente su dolor. Desde ese punto de vista el viaje de cada una de las víctimas seleccionadas representa un paso adelante en su proceso de sanación individual.

¿Y  nuestra sanación colectiva como país dónde queda?

 ¿Y sobre los alcances políticos de estos encuentros?

Los colombianos tenemos derecho a conocer en detalle lo sucedido, porque el derecho a la verdad no es sólo de las víctimas. También es un derecho de todos los colombianos,  después de haber padecido tanta barbarie.

Fuentes del proceso aseguran que las víctimas de Estado y Paramilitarismo, han llegado a La Habana empoderadas políticamente, con un fuerte discurso ideológico contra el Gobierno, mientas las víctimas de las FARC, que no están organizadas ni mucho menos ideologizadas, han llegado a La Habana de muy buena fe, predicando el perdón y la reconciliación. En resumen, “desde el punto de vista político, pareciera que en ese recinto, sólo el Estado colombiano ha sido victimario”. ¿Es cierto eso?

 

El punto de las víctimas no se puede seguir tratando en secreto y a puerta cerrada. No se les puede haber victimizado en público y llevarlas a no pedirles perdón, en privado.

 

Solo así se  aclimatará la paz. Una paz para todos. Lo contrario será una paz pactada con victimarios y entre victimarios.