DIEGO ARANGO | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Septiembre de 2012

El drama de las ventas ambulantes           

 

Las  ventas ambulantes son una oferta que se encuentra en todo el mundo, desde los países más avanzados hasta los subdesarrollados. Los vendedores ambulantes son una realidad en Colombia, los hay por montones, miles de ellos se lanzan a las calles a ofrecer productos como alternativa de supervivencia y comercio. Estas personas por lo general son desempleados que afanosamente buscan una manera de ganarse la vida, pero también los hay y muchos, que encuentran en esta actividad una fuente increíblemente maravillosa de ingresos. No todos los vendedores ambulantes son el producto de su propia iniciativa, éstos son captados por mafias que se adueñan de las calles arbitrariamente y montan fronteras donde se convierten en zares de cuadras, colocando ellos a personas y familias necesitadas de trabajo a vender mercancías que les entregan asignándoles zonas, esquinas exclusivas o compartidas, dependiendo de la negociación.

Estos mayoristas clandestinos les proporcionan a los vendedores informales mercancías que por lo general son de contrabando o pirateadas, hacen recolección y balance a diario y controlan que el territorio colonizado por ellos no sea tomado por otros vendedores. Como se puede ver esto no es sencillo, porque lamentablemente los gobiernos han dejado crecer este negocio y ahora se les sale de la mano. En Bogotá, por ejemplo, cada semáforo tiene un dueño, cuando para el vehículo saltan entre cuatro a diez vendedores que ponen mercancías comestibles, cds, dvds, libros o cualquier otra cosa en las ventanillas para presionar la compra, también se pasean los que venden cargadores de celulares, muñecos, mapas, dulces, bebidas y cientos de cosas más. La gente les compra, bien sea porque necesitan el producto, porque le crearon una necesidad, por lástima o conveniencia. Hablando con un vendedor ambulante me decía que la producción era muy buena y aun entregándole el costo de producto al mayorista y protector, les quedaba una buena ganancia que le permitía vivir bien y que ese dinero no se lo ganaban como empleados.

Ante esta realidad y unida a otra que son los vendedores de andenes que exhiben sus mercancías sobre grandes telas que recogen cuando las autoridades los presionan, está la falta de cumplimiento de la ley que existe de que no se puede ejercer comercio en los andenes que son para la movilidad de los peatones, quienes sufren las incomodidades a beneficio de unos cuantos vendedores, por lo general indígenas provenientes del Ecuador que llegan a ofrecer sus mercancías y se regresan a su país a llevar el dinero obtenido en las calles de las ciudades colombianas a expensas de la incomodidad de los peatones.

Es necesario organizar a estos comerciantes informales, censarlos, carnetizarlos, comprometerlos, distribuirlos y autorizar su actividad con responsabilidad. Desbaratar las mafias dueñas de cuadras, esquinas, andenes y semáforos y que sea el Estado quien regule esta actividad con respeto del espacio público, como se hace en muchos países civilizados.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional