Diego Arango Osorio | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Junio de 2016

 

Nos encontramos en el siglo de las comunicaciones, en el esplendor de la apertura y la tecnología, cada día se descubren e inventan nuevas formas de motivar a la gente hacia lo oculto, lo desconocido, aquello que intriga y produce sensaciones extraordinarias.

Nunca nos imaginaríamos que lugares oscuros, sucios, tenebrosos como el Bronx en Bogotá, pudiera ser un templo real del mal donde acudían niños, jóvenes y viejos a experimentar sensaciones extremas poniendo en riesgo su vida física, mental y espiritual. Este templo de Satanás no es nuevo, podríamos decir que llevaba unos treinta años de formación y se originó desde los años ochenta, cuando personas caídas en las drogas requerían de un lugar donde libremente podrían adquirirlas y consumirlas. Su apogeo se vino a dar luego de la eliminación de la “calle del cartucho”, pionera en este concepto del vicio y del mal, pero con la particularidad que el Bronx se estructuró como una empresa organizada, con empresarios del mal que profesionalmente estructuraron un negocio de miles de millones de pesos, a través de las debilidades de muchos que se convirtieron en sus clientes y terminaron en esclavos.

En el Bronx no solo se conseguía la droga en todas sus modalidades y cantidades, también el sexo con mujeres, hombres, niños, jóvenes, viejos, homosexuales, travestis y animales. Había para todos los gustos e imaginaciones. Cabinas de tortura, casas de pique con hornos crematorios y tanques de ácido para desaparecer cuerpos, entre otras cosas. Pero no solo eso, cualquier cosa o artículo robado, falsificado o ilegal. Ahí se podía contactar asesinos a sueldo, o simplemente unos matones que dieran una paliza o cobraran deudas a la fuerza. Si se quería algún tipo de arma se podía adquirir y en fin, todo lo malo e ilegal, lo que transgrediera la ley y llevara al mal. Lucifer su dios, se practicaban misas negras, rituales satánicos y aquelarres tenebrosos, todo aquello se lo ofrecían al príncipe del mal.

Pero increíblemente en el mundo cibernético existe un sitio tenebroso y oscuro llamado la “depp web” o red profunda, red oscura o red del mal, donde se encuentra todo lo ilegal, lo prohibido, paginas sin indexación que ofrecen pornografía extrema, desde bebes, niños, ancianos, deformes, animales, deidades o adonis. Se promueve el homosexualismo y toda aberración.

En esta red infernal se ofrecen escuelas de asesinos, universidades del crimen en todas sus expresiones, con enseñanza profesional para robar, estafar, secuestrar, extorsionar y contactar empleo para estos oficios. Trafico de armas, drogas, documentos falsos, pactos diabólicos y organizaciones satánicas con sus catálogos y ritos. Técnicas de suicidios, hackers, contrabando, organizaciones terroristas y subversivas.

Conclusión: todo lo malo es el mundo actual de la apertura, donde el bien es equiparado al mal sin diferencias.

arangodiego@hotmail.com