El Presidente Petro debe estar pasando un duro momento por la captura de su hijo Nicolás, acusado de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. La situación se da desde dos ángulos diferentes: uno el fraternal, ningún padre quiere ver a su hijo encarcelado cualquiera que sea la imputación del delito; y otra la grave acusación que podría vincular al Presidente, puesto que el dinero pedido y recibido por Nicolás Petro era para la campaña presidencial de su padre, dinero que procedía de un reconocido narcotraficante condenado en los Estados Unidos.
La investigación de la Fiscalía se centra en averiguar la realidad de ese dinero que supuestamente el hijo del presidente se quedo con ella, según la acusación de su propia esposa, pero esa investigación va mas allá, pues se infiere que hay otras partidas mayores entregadas por el mismo personaje y otros de la misma reputación a la campaña del hoy presidente de la república, por lo menos así lo dio a entender Armando Benedetti cuando se refirió a los quince mil millones de los cuales, si hablaría se irían todos para la cárcel.
Pero analizando el caso, al ser también capturada Day Vásquez, es posible que ella se acoja al principio de oportunidad y ofrezca mayores detalles sobre los dineros recibidos y de quien provienen, lo cual agravaría la situación de Nicolas, pero este a su vez se podría acoger al principio de oportunidad y escalaría la información hacia otros personajes implicados de la campaña, como es el caso del Gerente y es posible que toque al candidato favorecido hoy presidente.
De todas maneras, es un caso bastante delicado y no que se trate de una persecución política del Fiscal General al Jefe de Estado, es un asunto claramente establecido por una denuncia concreta de la exesposa del hijo del actual mandatario de Colombia, por lo tanto, toma relevancia y es obligación del ente acusador investigar y si ellos han procedido con estas medidas, es porque encontraron pruebas suficientes para hacerlo.
En todo caso para el Presidente la situación es muy difícil, primero por la relación padre e hijo, a instancias de su declaración pública afirmando no haberlo criado, pero él debe estar sintiéndose impotente al no poder ayudar a su hijo a salir de ese problema, algo que todo padre haría, pero su posición se lo impide. De otra parte, la encrucijada, porque si el hijo para salvarse decide hablar, así no implique directamente a su padre, todas las cosas apuntan a él.
Sumado a lo anterior la baja popularidad del mandatario, la perdida de gobernabilidad quedando con una minoría en el Congreso, a la retirada de apoyo de los partidos políticos y algunos de su coalición, a su mala relación con las cortes y órganos de control del Estado, como también al distanciamiento con el sector empresarial, con la banca, igualmente muchos sindicatos y organizaciones étnicas que le han dado la espalda, es decir el mandatario se encuentra como “el general en su laberinto”.
Finalmente, él en su corazón debe llevar el dolor de padre.