Continuamos la presentación de imagen completa del gran Obispo colombiano Mons. Miguel Ángel Builes Gómez, con dos faces complementarias, no opuestas, algo de actualidad cuando avanza en el Vaticano su proceso de Beatificación. Completando lo relacionado con su propio empeño de santificación y de su gran labor apostólica, es de destacar su esfuerzo no solo en cuanto al conocimiento sino en cuanto a vivencia de la santidad, en medio del ambiente en que se vive. Dadas sus profundas convicciones y su celo apostólico, fue convencido de que debía denunciar el mal en donde lo hubiera y procurar su enmienda, así habló y actuó. No fue de los "perros mudos", de que habla el Profeta Isaías (Is.56, 10), sino que expresó su clara visión, especialmente, sobre la fuerza demoledora y antirreligiosa del comunismo ateo, de profunda raíz marxista, tan empeñado en difundirse desde su época.
Como veía que al comunismo se le abrían las puertas desde gobiernos inspirados en la ideología liberal, heredera del radicalismo del S. XIX con sus errores y peligros, claramente denunciados por distintos prelados de Colombia, anteriores a él, actuó con gran celo apostólico, y, a imitación de Jesucristo ante los profanadores del Templo sintió lo del Salmo: "el celo de tu casa me devora" (Sal. 69,10). Es verdad histórica que nunca incitó a la violencia, y que tuvo noble apertura hacia sus contrarios cuando, en 1942, indicó que se podía votar por el candidato liberal a la Presidencia Carlos Arango Vélez, y fue quien, en la noche del 9 de mayo de 1957, se llegó al Palacio Presidencial y convenció a su gran amigo, el General Rojas Pinilla, a que dejara la Presidencia para evitar derramamiento de sangre en el país. Pero, no sólo en esos campos más polémicos tuvo preocupación y pronunciamientos este gran prelado, sino también en cuanto oportuna y fiel recepción de los Sacramentos, asistencia a Misa dominical, descanso los días festivos necesarios para honrar a Dios y la salud, y cultivo de dignos hogares al servicio de Dios y de la Patria.
Páginas escritas con toda pureza de intención, en el espíritu que he señalado, fue con las que Mons. Builes tuvo el propósito de corregir el mal y defender la pureza de doctrina, al estilo de santos como S. Juan Crisóstomo, S. Gregorio VII, el Beato Pio IX, y S. Atanasio. Dentro de las circunstancias en que vivió lanzó sus enérgicas pastorales e hizo las denuncias que, a conciencia, creyó que debía hacer. Ese es el “Venerable” colombiano, dinámico y piadoso Obispo, quien, al actuar y hablar, hizo lo que creyó debía hacer.
Por las dos facetas, no opuestas, de este gran Obispo, despierta respeto, admiración y devoción en aquellos que estudian desprevenidamente su vida y las páginas discutidas de la historia de Colombia, al tiempo que sigue siendo vituperado por quienes no son capaces de aceptar las virtudes en medio de su fogosidad, animada por su amor a Dios y a su Patria. Por su infatigable labor ha sido llamado “Obispo Misionero de Colombia”, y profeta de las incursiones de enemigos de la fe, que a cada paso se hacen sentir en el mundo y en nuestra Nación.
*Obispo Emérito de Garzón
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