Se sorprendió el país con la captura el pasado lunes de “Jesús Santrich”, exjefe negociador de las Farc y hasta ayer próximo Representante a la Cámara por la cuota asignada a dicho partido político para la próxima legislatura, efectuada por la Fiscalía General de la Nación, con fines de extradición, por solicitud de la Corte del Distrito Sur de Nueva York. En documento de nueve páginas, que fue dado a conocer por la Corte, se relatan los detalles de los seguimientos al exjefe negociador de las Farc por diferentes lugares de la Capital, y a sus eventuales cómplices, sorprendido en los pormenores del procedimiento utilizado para la comisión del delito de tráfico de estupefacientes, por cuantiosa suma de dólares, para ser introducidos a los Estados Unidos de América.
El hecho delictivo data del segundo semestre del año 2017, tiempo después de la firma de los acuerdos de La Habana, razón por la cual, el exlíder guerrillero y ahora político no puede escudarse en los acuerdos para evitar la extradición, por ser acusado de hechos posteriores que lo llevan a perder los beneficios en la JEP. El Presidente de la República afirmó que no le temblará la mano para ordenar su extradición, para aquellos excombatientes que sigan delinquiendo, o lo hayan hecho después de la firma del Acuerdo.
El defensor de Santrich aseguró que “todo se trata de una persecución política contra el exguerrillero para no permitir que se posesione como representante electo a la Cámara de Representantes”. Otros personajes cercanos al líder guerrillero señalan que se trata de un "montaje judicial" de las autoridades colombianas, con el propósito de desprestigiar el movimiento político. Señalan también que no hay investigación seria por parte de la Fiscalía y otros despropósitos mayores. Pero los hechos son tozudos, y los relatos comprometen seriamente a Seuxis Pausivas Hernández Solarte en forma clara e irrefutable. De nada va a servir que el acusado se declare inocente. Todo indica que alias "Jesús Santrich" en lugar de ir al Congreso saldría extraditado para los EUA, una vez la JEP le levante la protección y la Corte Suprema de concepto favorable.
Comenzamos bien el posconflicto: la plata de la paz embolatada y los guerrilleros amnistiados delinquiendo.
Claro que lo sucedido pone en aprietos los acuerdos de paz de La Habana, pues de ser cierta la conducta delictiva que se le atribuye en la solicitud de extradición a uno de los intelectuales del movimiento político Farc, de quién esperábamos que impactara en su labor parlamentaria, indica claramente que la paz ser firmó al parecer con un grupo de narcotraficantes, a quienes les concedimos un sistema de justicia para garantizarles la impunidad.
Nuevamente son los Estados Unidos y su Departamento de Justicia, los primeros en enterarse de lo que sucede en Colombia y nuestras autoridades, sorprendidas, no pueden hacer otra cosa que acatarlos.