Como lo relata Philipp Blom hace cien años el checo Carol Copek, con el título R.U.R. estrenó el drama teatral sobre la producción en serie de herramientas programadas para realizar labores de diversa índole, los llamó “robots”, palabra checa que significa “trabajo duro”, al final de su obra ellos se rebelan, declaran la guerra, casi acaban con la vida en el planeta.
En 1920, los periódicos anunciaban a Karina Von Televox, la “empleada doméstica mecánica” de Westinghouse, los fabricantes de esa máquina de 22.000 dólares señalaban que “habla, contesta al teléfono, maneja la aspiradora, prepara café y tostadas, apaga las luces y obedece las órdenes.” Los robots eran promesa comercial que no resultó, tampoco el proyecto para reemplazar operarios en las empresas, vino la gran depresión de 1929, los planes quedaron en veremos.
Ahora drones y robots irrumpen en el mundo cibernético, forman parte de programas espaciales, van unidos a los teléfonos inteligentes, al internet, hay que medir su impacto en la mutación del empleo, en la productividad, avanzar en la innovación educativa, estamos sobrecargados de información, urge determinar los alcances de la enseñanza virtual, de la presencial, con miras al futuro de niños y jóvenes que existirán al empezar el siglo XXII.
El tema pareciera no tener relación con nosotros, preocupados por dificultades diarias, nos hallamos a tiempo de aceptar que drones y robots están en Colombia, los niños juegan con vehículos no tripulados que sobrevuelan parques, calles, plazas, estadios y playas, drones se meten a las casas, complican las actividades en los aeropuertos, se menciona la posibilidad de fumigar con ellos cultivos de coca, sabemos que son útiles para extinguir incendios forestales, su uso afecta a la humanidad, ojalá para bien.
En 1932 el inventor Británico Harry May hizo la demostración espectáculo de un robot que había diseñado, capaz de disparar una pistola certeramente, apretó sin querer el gatillo mientras la colocaba en la mano del autómata, circuló la versión de que el artefacto se sublevó y lo mató, para muchos ese aparato se convirtió en el primer muñeco mecánico en alzarse contra su creador. Evoco el penoso incidente al escribir en referencia a la complejidad del manejo de robots y androides, es oportuno regularlo, aumenta el número de quienes cometen abusos, el hombre tiene que estar por encima de las maquinas y no depender de instrumentos maniobrados, ellas darán bastante de que hablar en lo restante del presente siglo.
En el mundo globalizado, anhelante de paz, es indispensable establecer la cuidadosa utilización de estos elementos cuando los terroristas buscan apoderarse de armas nucleares y de tecnología que sirva para atacar a la civilización.