El primer gobierno de izquierda radical de la historia colombiana ha demostrado ser un verdadero circo de pueblo. Y como todo buen circo, hay de todo: trapecistas como Laura Sarabia que hacen todo tipo de maromas para tapar sus propios escándalos, payasos como Nany Pardo o Físico Impuro (entre muchos otros pagados con nuestros impuestos) que escriben día y noche en redes sociales defendiendo al indefendible maestro de ceremonia (Petro), contorsionistas como Roy Barreras que utilizan su gran flexibilidad ideológica para sobrevivir a costa del Estado, escapistas como Nicolás Petro que logran huirle a la justicia y escaparse de las consecuencias de sus actos, forzudos como Juan Fernando Petro que lograron doblarle la mano a los narcos y bandidos en las cárceles para que apoyarán electoralmente en la contienda.
También hay tragafuegos como los congresistas del Pacto Histórico que deben salir a defender como puedan los desatinos de su jefe y así sucesivamente. Estoy seguro que podríamos gastarnos la columna identificando aún más roles cirqueros del petrismo. Sin embargo, más allá de la ironía, hay varios aspectos por los cuales creo que esta administración es una vergüenza y un hazme reír a nivel nacional e internacional.
Espero en esta serie de escritos lograr cubrir todas las costosas ridiculeces que está haciendo este gobierno y buscará hacer a lo largo de su cuatrienio.
Es imposible no arrancar por el despilfarro que tiene indignado al país, miles de millones de pesos gastados en banalidades y caprichos de la familia presidencial y su séquito.
En tan solo 20 días podemos afirmar que la nación ha gastado aproximadamente $ 57.000 millones en cosas que, con razón, han enervado a los ciudadanos. Les comparto un recuento rápido: $1.000 millones de la gavilla personal de Verónica Alcocer, $6.000 millones para los carros de Leyva; $25.000 millones en viajes entre Francia y Petro, más de $8.000 millones en tiquetes para este semestre que ya se pagaron, más $2.500 millones que le otorgaron a dedo a la fundación en la que antes militaba la vicepresidenta, más los $4.500 millones de la casita en Davos, ah, y los $10.000 millones de la adecuación de casas de gobierno porque llegó el "cambio".
Si lo anterior le indigna, lo entiendo, pero agarrase porque falta mirar lo verdaderamente costoso. Entremos a analizar los programas, políticas y nuevas entidades que este gobierno planea hacer en su cuatrienio. Uno de los rubros que más debería preocuparnos es el del Ministerio de la Igualdad, solamente la nómina de esta nueva robusta burocracia nos costará $ 87.000 millones, con eso Francia Márquez y el petrismo buscarán financiar 774 funcionarios que impulsen su agenda ideológica, los cuales, como ya sabemos, pocos o nulos resultados podrán mostrar a los colombianos como retorno de semejante inversión. En pocas palabras, más derroche.
Para ponerlo en perspectiva, con la plata de la “igualdad” podríamos costear el puente de la 80 para conectar Bogotá con Cota. Continuará.