La reciente reducción de las expectativas de crecimiento económico de Colombia, por parte de la OCDE, aunada a las perspectivas negativas de instituciones como el FMI y el Banco Mundial, ponen de presente la situación preocupante sobre el desarrollo económico, con impacto social en el país.
La disminución en las proyecciones económicas no es un hecho aislado, sino que refleja problemas y desafíos que deben abordarse de manera urgente, efectiva y a la vez prudente.
La OCDE señala la incertidumbre como uno de los principales obstáculos para la inversión privada en Colombia, lo cual es un síntoma de inestabilidad y falta de confianza. Esta falta de certidumbre se ve agravada por la persistente inflación, pues sigue siendo un factor preocupante que afecta los costos de producción y el poder adquisitivo de los ciudadanos, principalmente los de menores ingresos y en situación de informalidad.
Adicionalmente, el informe de la OCDE menciona el aumento de la deuda pública como un factor que podría dificultar el cumplimiento de la regla fiscal y aumentar costos de financiación. Esto plantea la necesidad de una gestión fiscal responsable, muy contraria a lo expresado por el ministro de Hacienda, quien la semana pasada, anunció cambios en la regla fiscal, para aumentar el gasto público. Las acciones deben venir en los estímulos a la inversión y en las mejoras de productividad.
Otro aspecto crítico es el deterioro del sector industrial, que ha registrado cifras negativas según el Dane. Este declive en la producción es reflejo de los desafíos que enfrenta el país en términos de competitividad, infraestructura y políticas sectoriales.
En este contexto, es fundamental que el gobierno adopte un enfoque integral y estratégico para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Esto incluye políticas que estimulen la inversión privada, promuevan la innovación y el emprendimiento, fortalezcan la educación y la capacitación laboral, y fomenten la sostenibilidad social y ambiental
Además, es necesario abordar los desafíos estructurales que afectan la competitividad y el desarrollo regional, como la infraestructura deficiente, la informalidad laboral y la inequidad social. Condiciones que obstaculizan el crecimiento inclusivo y sostenible.
Sin embargo, la política económica y de desarrollo, esencial para el crecimiento del país, se ve desdibujada por el absolutismo del discurso cargado de odio, la ya constante incitación a la lucha de clases sociales, el constante mirar hacia atrás y, los reiterados casos de corrupción.
Además, en el ámbito de la inversión pública y de la ejecución de los diferentes sectores, se han evidenciado profundas deficiencias, demoras en la ejecución de proyectos en los sectores claves como los de infraestructura, vivienda, agricultura, ciencia y tecnología, y también en los de desarrollo regional.
La falta de una visión estratégica a largo plazo y el enfoque centrado en los discursos y el activismo, han obstaculizado la materialización de iniciativas clave para estimular el desarrollo, la inversión y la generación de empleo, teniendo un impacto negativo en el crecimiento económico
La rebaja en las expectativas de crecimiento económico de Colombia por parte de organismos internacionales como la OCDE, el FMI y el Banco Mundial es una clara señal de alarma. El proceso complejo de desarrollo económico y social, necesita de acciones concretas y efectivas que impulsen el desarrollo integral y eleven el bienestar de toda la población colombiana, dejando de lado los discursos estériles. ¿Será posible?