Nuestros prelados, excepto los ‘monseñores’ del Pacto Histórico, suelen ser muy cautos en sus sermones para no inmiscuirse en asuntos políticos. Y más aún ocurre con los simples párrocos, y por ello me sorprendió el que me tocó en misa el pasado domingo, hombre sereno y entrado en años quien, alarmado por el curso de los últimos acontecimientos, ha hecho referencia a un Estado y a unos gobernantes “paganos”, término derivado del latín paganus, que se refería a aquellos que no pertenecen a ninguna religión institucional y que yo definiría mejor como ateos, es decir, como gobernantes que “no creen ni en mi Dios ni en María la Virgen”. El sacerdote también mostró su preocupación por el desorden institucional, es decir, por el caos que vive Colombia, y la razón le cuelga, cual sotana.
Tal es la gravedad de lo que acontece, que hace que los pastores de la Iglesia se rasguen las vestiduras al ver lobos acechando el redil de las ovejas - sus fieles- que andamos más asustados que pavo en Nochebuena. Y nos viene a la memoria el término nihilismo (del latín nihil, nada), doctrina filosófica que considera que al final todo se reduce a nada y por lo tanto nada tiene sentido y entonces lo bueno se equipara con lo malo, los valores se desmoronan; es el nuevo estadio en que vivimos, producto de la “Batalla Cultural” (recordamos el libro de Agustín Laje) que nos ha traído la izquierda con todos sus fierros, con la idea preconcebida de acabar con la civilidad, metiendo todo en el mismo remolino, con Corcho y todo.
El sur del país está salido de madre, no tanto por el invierno que fractura y derrumba las montañas sino, sobre todo, por el desbarranque institucional y moral de un país al garete; en el Meta y la Costa Pacífica las Farc y el ELN campean como “Petro” por su casa, los soldados y policías andan escondidos y si salen a la luz pública son secuestrados por los campesinos -fustigados por las guerrillas y los carteles de la droga- obrando de acuerdo con sus particulares intereses. Le escuché decir a un soldado esta semana por TV: “ya uno no puede salir de permiso familiar porque estas carreteras están muy peligrosas” …
Eso que estamos en tiempos de la “paz total” y por ahí recordaron un trino del ayer candidato aseverando, sin ruborizarse, que “a los tres meses de ser presidente en Colombia se acaba el ELN, porque se hace la paz”, se le dobló el plazo y lo que vemos en campos y ciudades es una “guerra total” en gestación, con unas Fuerzas Desarmadas mirando para el páramo y con los malandros haciendo su agosto a lo largo y ancho de nuestra geografía. Antes decía el profesor Josepelos: “todos los caminos conducen a Roma” pero ahora -la historia del cambio- diría: “todas las rutas conducen a Roma-ña y herederos, es decir, a los señores de la coca”. Y el muy “Pepe Cortisona” de Mindefensa ahí, quieto en la primera línea, muerto de la risa.
Post-it. Irene: vete, por favor, sal del “estado gaseoso” en que andas. Ya no te hagas ni le hagas más daño a Colombia. Te añoramos en la calle haciendo activismo ambiental.